«Somos un grupo de amigos haciendo realidad una ilusión». Jorge Rodríguez ha concluido el proyecto de su vida: el rodaje de un largometraje sobre la historia de su pueblo, Naves de Llanes. Han sido tres años de trabajo, decenas de escenas rodadas, cientos de extras y todo un pueblo volcado. La última escena que se ha rodado rememora como los vecinos de San Martín, perteneciente a la parroquia de Naves, llevaban a sus muertos a pie, sobre sus hombros, hasta la iglesia, situada al otro lado del monte.

«Naves, un pueblo con historia» ha contado con la participación de casi todos los vecinos del pueblo, mujeres y hombres, niños, adultos y ancianos, que han hecho sus primeros pinitos como actores. Jorge Rodríguez concibe la película, que durará una hora y media, como una aportación didáctica. Piensa, sobre todo, en los niños. Quiere que las nuevas generaciones sepan los capítulos más destacados de la historia de su pueblo. «Quiero que sepan lo que eran las tapinadas, los cordobeyos, el molín, la matanza, la borona...», señala el director, guionista y realizador del filme.

Asegura que la colaboración de los vecinos y de los veraneantes ha sido «total». Ha rodado durante los veranos, con su hermano Felipe como cámara principal y con su sobrino César a cargo de los efectos especiales. Efectos que permiten, por ejemplo, recrear de manera espectacular la destrucción de la iglesia parroquial durante la guerra civil o el paso del tren por un desaparecido puente de hierro.

El filme cuenta, por ejemplo, la fundación del monasterio de San Antolín de Bedón por el conde Muñazán, el trabajo de los monjes, las misas en latín con el cura de espaldas a los feligreses, la estancia en una cueva de la mayoría de los vecinos durante la guerra civil, la emigración a América, el regreso del indiano y su «haiga», las clases en las viejas escuelas o la jornada del lejano 1961 en la que Naves fue declarado «Pueblo más bonito de Asturias».

La mayoría de las escenas han sido rodadas en Naves y San Martín, aunque también se ha grabado fuera; por ejemplo, en la escuela de Balmori, una auténtica joya, perfectamente conservada por los vecinos de esa localidad.

¿Cómo comienza la película? Un ángel alado coge la Luna del cielo estrellado y la deposita en el suelo. Una luz intensa deja ver en ese lugar a Naves. Amanece, canta un gallo y suenan las campanas de la iglesia. El filme podrá verse en un par de meses, en cuanto Jorge Rodríguez concluya las tareas de montaje. La idea es proyectarlo en el pueblo, con todos los vecinos que la hicieron posible presentes.