Al Gobierno del Principado se le puso en la nariz quitarle el Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Arriondas a Don Orione, quizá para dárselo a algún conocido que pasaba por allí. Sólo así se entiende que en los pliegos de contratación se valorara más el precio del comedor que la experiencia en la atención a personas con discapacidad. Por eso Don Orione, con quince años de trabajo en el CAI a plena satisfacción de los usuarios, quedó último en la licitación, tras dos empresas sin experiencia. Como suena. Después la consejera del ramo, Esther Díaz, aseguró en la Junta General que agradecía al Don Orione su trabajo de quince años, que ella también quería que el CAI hubiera sido gestionado por los orionistas y que "como no lo conseguimos" se anuló la licitación. Blablablá. Piensa mal y acertarás: lo mismo la anulación tuvo que ver con que en primer lugar quedaba una empresa que no gustaba nada de nada al Principado. Seguramente el precio del comedor (o comedora) tuvo la culpa.
