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La xíriga sigue de moda en Llanes

Varios alumnos toman parte en la Casa de la Cultura en la octava edición de un taller en el que este año cobra importancia el papel de la mujer

Por la izquierda, Carmen Balmori, Teresa Muñoz y Cristina Trigueros, ayer, en la Casa de Cultura de Llanes. Emilio G. Cea

En pleno siglo XXI la xíriga, el argot de los tejeros de Llanes, sigue más vivo que nunca. "Zancañeru" (compañero), "palpiteru" (corazón) o "mayar" (comer) son palabras de este argot que cada lunes y por octavo año consecutivo vuelven a retumbar con fuerza en el interior de la antigua casa de Posada Herrera, como si el tiempo jamás se hubiese detenido. De ello tiene mucha culpa Higinio del Río, director de la Casa de Cultura de Llanes y "alma" de un taller que no ha hecho otra cosa que crecer desde que en 2007 se ofertase por primera vez dentro del programa de los cursos municipales del Ayuntamiento de Llanes. Este año y como principal novedad las mujeres toman protagonismo en el curso. Carmen Balmori, Teresa Muñoz, hija de Emilio Muñoz Valle autor de una de las obras más significativas sobre este argot, y Cristina Trigueros quien está realizando una tesis sobre la xíriga, participan activamente en las ponencias.

Nada en el taller de xíriga responde al azar. Para empezar se celebra durante el mes de febrero, tiempo éste en el que se contrataban antaño a las cuadrillas de tejeros coincidiendo con las fiestas de la Candelera en Posada y Santa Dorotea en Balmori. El taller cuenta con la presencia 34 alumnos, muchos de los cuales repiten experiencia tras haber tomado parte en ediciones anteriores.

Comentarios de textos, dictados, redacciones y traducciones en las que se abordan cuestiones lingüísticas y sociológicas, a partir de textos de autores como Emilio Muñoz Valle y Pablo Ardisana componen el cuerpo de este taller. Antiguos tejeros forman también parte activa del curso, dando testimonio personal de tan duro y complicado oficio. Junto a ellos hay que destacar la labor de Ramón Melijosa Cuevas, autor de un diccionario de xíriga en el que ha recopilado buena parte de las palabras que forman parte de este argot. Peluquero de profesión y antepasado de tejeros por rama materna, fue precisamente la madre de Melijosa la que le enseñó las primeras palabras que conoció en xíriga. El trabajo de Melijosa interesándose por un oficio que dio sus últimos coletazos a mediados del siglo XX ha sido esencial para que esta parte de la historia del municipio recobre vida y siga estando de actualidad en pleno siglo XXI.

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