El piloñés J. C. B., de 41 años, que fue detenido en la madrugada del pasado sábado por la Guardia Civil tras agredir a su hermano menor con un cuchillo en un bar de la localidad de Areñes, fue ayer puesto en libertad con cargos tras casi dos horas de declaración en el Juzgado de primera instancia de Infiesto, al que llegó pasadas la una del mediodía.

El acusado, que pasó dos noches detenido, prestó declaración acompañado de una abogada de oficio hasta aproximadamente las tres de la tarde y posteriormente el Juzgado dictó un auto por el cual el presunto agresor quedó en libertad con cargos hasta la celebración de juicio. Igualmente, el mismo Juzgado dictó otro auto con orden de alejamiento del presunto autor de su hermano a una distancia mínima de 75 metros.

Según indicaron fuentes cercanas a la defensa, el caso todavía no ha pasado a manos de la fiscalía y de momento tan sólo existen los testimonios del acusado y algunos testigos, si bien el agredido no tendría intención de testificar contra su hermano, a pesar de haber tenido que pasar una noche en observación en el hospital debido a las heridas ocasionadas por el arma blanca.

De momento, se baraja la posibilidad de que J. C. B. pueda ser acusado bien de un delito de lesiones o bien de una tentativa de homicidio. Esto dependerá de la estimación que el fiscal haga de los partes de daños y las declaraciones existentes hasta la fecha.

No obstante, algunas fuentes señalan que el propio detenido también cuenta con daños considerables en la cabeza, en la que tuvo que recibir varios puntos, que también podría alegar como prueba de que se trató de una pelea y no de una agresión.

Una vez que le fue transmitida la decisión del Juzgado, J. C. B. salió corriendo de las instalaciones judiciales para evitar a los medios de comunicación y se trasladó hasta las inmediaciones de la estación de tren de Infiesto, donde fue recogido pasadas ya las tres de la tarde por una familiar cercana que le trasladó hasta su domicilio. La noticia de la detención fue muy comentada en la jornada de ayer en Infiesto, donde muchos vecinos y conocidos del detenido comentaron los hechos. "Es buena gente, pero el problema es que bebe y pierde el control", indicó una vecina, que espera que estos hechos sirvan al arrestado para terminar con los malos hábitos.

En la misma línea se manifestaron varios hosteleros que aseguran haber tenido numerosos percances pro el detenido y mostraron su preocupación por el hecho de que vuelva a estar en la calle. "Me temo que si no se toman soluciones podría volver a haber problemas", declaró el propietario de un bar de Infiesto, que asegura tener prohibida la entrada a su local al detenido desde hace unos meses.

Estos testimonios son refrendados por varios familiares cercanos, que dicen haber intentado reformar su conducta sin mucho éxito. "Le visité varias veces para llevarle comida y darle algunos consejos, pero de momento no parecen haber surtido efecto", apunta un allegado, que dice tener lástima porque su pariente viva sólo en su casa de la localidad de Areñes y precise de mucha medicación diaria.

Mientras, su hermano presuntamente agredido, seis años menor que él y que según testigos intentó evitar su entrada al bar de Areñes al que tenía la entrada prohibida, se mantiene al margen de lo ocurrido, pues según el entorno de la familia intenta pasar página a estos hechos y volver a la normalidad cuanto antes.