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Orientalia

La excusa perfecta

La excusa perfecta

Cualquier excusa es buena para no hacer nada. Los administradores de la cosa pública hallaron la coartada perfecta cuando se percataron de que la iglesia de San Antolín de Bedón no estaba registrada. Dio igual que todos los documentos de compraventa, incluido el último, de 1870, dejaran claro que la iglesia quedó exceptuada de las compraventas y que la propiedad corresponde al Estado. Dio igual que el templo que el doctor en Historia y cronista de Piloña, Andrés Martínez Vega calificó como "la joya arquitectónica de la comarca" hubiera sido declarada monumento nacional y bien de interés cultural (por declarar que no quede). Y tampoco importó que en 1999 se hubiera acometido una rehabilitación del monumento, con una inversión superior a los 130.000 euros, y que entonces no importaran las presuntas dudas sobre la titularidad del bien. La crisis aparecía como un pretexto inmejorable para mirar hacia otro lado y dejar pasar el tiempo. Y ahí sigue San Antolín de Bedón, en la indigencia.

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