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A Granda se iba a bailar

La localidad parraguesa llegó a tener dos salones de baile que atraían a vecinos de muchos pueblos del concejo

Margarita Martínez Cardín, en Granda. P. M.

Casa Toledo y Casa Ampudia eran los nombres de los salones de baile a los que acudían cada domingo los vecinos de la localidad parraguesa de Granda y de otros muchos pueblos del concejo. Lago, Vallobil, La Roza, Tospe, Carrio, Romillo, Ozanes y Arobes eran sólo algunas de las procedencias de los danzarines, que se movían al ritmo del violín de "Antonio Torre y del bombo de su hermano Armando, de Tospe", rememora Margarita Martínez Cardín.

Cuando la fiesta era de una importancia extraordinaria, entonces "venía Aguilera con el acordeón", un músico de Piloña, y el disfrute se multiplicaba. El baile era gratuito para los vecinos y los propietarios de los salones pagaban a los intérpretes, para luego beneficiarse vendiendo bebidas y caramelos a niños y mayores. Ambos locales, que durante la semana eran bar y tienda -celebraban el baile en domingos alternos- están cerrados hoy. Casa Ampudia echó la llave hace varias décadas y más reciente es el cierre de Casa Toledo.

El panorama en Granda es ahora bien diferente, como sucede en tantos pueblos de la zona. Margarita Martínez recuerda cuando había una treintena de mozas jóvenes y hace treinta años todavía vivían en el pueblo 68 personas. Pese a que en la actualidad son 41 vecinos censados, muchos no tienen allí su vivienda habitual y otros que no están empadronados en Granda van en vacaciones.

Martínez nació en la localidad parraguesa pero lleva cincuenta años fuera, como le sucedió a tantos otros vecinos que se fueron en las décadas de los sesenta y los setenta. "Empezaron a salir a La Felguera, Sama, Mieres, Avilés, Gijón... donde había industria", relata. Los que pudieron conservaron su casa en el pueblo y otras familias, sobre todo de Madrid, han construido una nueva en los últimos años. Todos celebran la fiesta del Ángel de la Guarda, el 1 de marzo, en la capilla del mismo nombre (tienen otra dedicada a Santo Domingo) que fue reformada hace unos tres años con aportaciones vecinales y una ayuda del Arzobispado.

En el tiempo de los bailes en Granda también había romería y verbena por la fiesta local, pero ahora se celebra una misa y cada familia organiza una comida especial con sus invitados.

La capilla del Ángel de la Guarda se construyó en el siglo XVI, bajo el estilo del renacimiento popular, como describe el cronista oficial de Parres, Francisco Rozada. Tiene "una puerta de medio punto con dovelas marcadas y el pórtico está apoyado en tres labrados pies derechos sobre banco y lateral prolongación del muro, donde se abre una hornacina para la campana", añade el experto. El cronista apunta que el nombre del pueblo puede proceder "del preindoeuropeo 'gr' y 'andía'", que quiere decir sitio alto y grande".

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