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Diálogos orientales

"En Asturias hace falta llevar el teatro fuera de las grandes ciudades"

"Todavía no me he atrevido a escribir una obra ambientada en Parres, quizá aún cuesta tratar los temas de los que me gustaría hablar"

César López Llera, en el barrio de La Peruyal, en Arriondas. P. M.

César López Llera (Madrid, 1963) es un escritor teatral con profundas raíces en el concejo de Parres, de donde es natural su madre y donde conoció a la que hoy es su esposa. Ganador de premios como el "Tirso de Molina" y el "Lope de Vega", regresa a la localidad de Andeyes siempre que puede.

-Es profesor de Lengua y Literatura, ¿cómo explicaría su obra ante un grupo de alumnos?

-Diría que mi teatro, desde el punto de vista estilístico, tiene bastante de barroco, porque busca la palabra como protagonista. Desde el punto de vista temático es un teatro de preocupación social, que intenta mostrar la realidad, pero de una forma artística. Entroncaría con un teatro de Valle Inclán, que hoy está haciendo Laia Ripoll, con la tradición expresionista alemana y con Darío Fo, en Italia.

-También como docente, ¿cree que el género tiene suficiente presencia en las programaciones escolares?

-No, para nada. El teatro contemporáneo aparece en el temario en segundo de Bachiller y muchas veces lo más moderno que conocen es "Bajarse al moro", de José Luis Alonso de Santos (1985). Después de esos años parece que no ha existido, y eso si se llega. La poesía y el teatro están ausentes, son las cenicientas de la literatura.

-¿Qué se podría hacer para cambiar esto?

-Para empezar, fomentar las artes en general en los programas educativos, que con la nueva ley se nos vienen abajo. Más que una reforma, hace falta una revolución educativa. Y luego acercar los teatros a los chavales, porque con los precios que tiene no se consigue que vayan. Muchos no pueden ir porque no pueden pagarlo y a veces les supone ahorrarse el dinero de unas cuantas pagas.

-Varias de sus obras han sido llevadas a los escenarios, ¿cómo es la relación con los directores y el resultado final?

-Hasta ahora he tenido suerte con los directores, me he identificado con lo que he visto en escena. La primera que vi fue una obra corta, sobre los atentados de Madrid del 11-M. Era en Cádiz, no había visto ningún ensayo y la reacción fue que lloré, me emocioné. Al verlo en escena, aunque es tuyo no es tuyo, estás viendo otra cosa. Con "Últimos días de una puta libertaria" estoy contento con el montaje, a pesar de que incluso hay pequeñas variaciones en el final que a lo mejor no hubiera hecho así. También es interesante el último montaje que se ha hecho de "El perro de San Roque sí tiene rabo". Hay que respetar la labor del director.

-Esta obra se desarrolla en la zona de Lastres. ¿Tiene alguna ambientada en Parres?

-No, no me he atrevido todavía, pero pesa mucho lo que he vivido aquí, lo que he conocido, sobre todo la gente mayor, las costumbres. Incluso el lenguaje, tiendo a utilizar palabras del asturiano, sueltas lógicamente, porque me gusta integrar vocabulario dentro de las obras. De momento no me he atrevido, sí he pensado en escribir algún "drama rural", aunque he preferido ambientarlo en Cantabria.

-¿Por qué no se ha atrevido?

-Quizá todavía cuesta tratar los temas de los que me gustaría escribir, como la Guerra Civil y la posguerra. Hay una obra, "El roble de la memoria", que está sin editar y que he ambientado en Cantabria, pero quizá tiene mucho también de aquí, de Asturias. Cuesta no por mí, sino por respeto a los mayores, que a lo mejor no les gusta que se traten ciertos temas. Pero ya me ocupo de tratarlos de otra manera.

-¿Le inspira Andeyes para escribir?

-"Bagdad, ciudad del miedo", con la que gané el premio "Lope de Vega" en 2009, la acabé en Asturias en parte. En verano aprovecho para cerrar obras y bastantes las he acabado aquí. Ahora mismo estoy corrigiendo la última.

-¿Cómo está afectando al teatro estos años de crisis?

-Está haciendo estragos. Me comentaba Juan Margallo hace unos días que tienen que descartar muchos bolos de un espectáculo que tienen en gira y funcionando muy bien porque los ayuntamientos y las diputaciones no pagan. Al final todo deriva en pérdidas. Eso en espectáculos que funcionan, no hablemos de los que están en producción. La subida del IVA, la falta de ayudas, están creando una situación bastante desastrosa. Para el que hace teatro ya es de supervivencia. Hemos vuelto al actor precario y al teatro en precario, pero de calidad.

-¿Le gustaría que alguna de sus obras se trajera a los escenarios asturianos?

-Claro, es una de las grandes ilusiones que tengo. No solamente por verla aquí, que me haría mucha ilusión, sino porque pudieran verla familiares, amigos, conocidos, compartir con ellos un montaje. Sería una gran ilusión.

-¿Qué opina de las programaciones de los teatros más importantes de la región como el Palacio Valdés de Avilés, el Campoamor de Oviedo o el Jovellanos de Gijón?

-Aunque en Avilés y en Gijón se están intentando traer obras de actores actuales, en todas las programaciones de los grandes teatros se echa de menos el teatro español actual. Creo que habría que hacer algo más por promocionar a los autores españoles vivos. Es el gran problemas de todos los grandes teatros públicos, que prima lo comercial o una cara conocida sobre la promoción del teatro en sí mismo. En Asturias yo creo que hace falta llevar el teatro a lo que no son las grandes ciudades, sino a Cangas de Onís, a Llanes... Me llama la atención en algunas fiestas los camiones que traen con los equipos de luces, con el despliegue de medios, y sin embargo pienso: "esto no lo veo en muchos teatros".

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