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Parres pueblo a pueblo

Llames de Parres, casi otro concejo

La relevancia histórica de la localidad llevó a tratar de dividir el municipio en dos administraciones diferentes

Llames de Parres, casi otro concejo

La localidad de Llames de Parres llegó a tener tanta importancia en el pasado que hasta se planteó convertirla en cabecera de una segunda división administrativa del municipio, además de la que ya dependía de Arriondas. Así lo explica Francisco Rozada Martínez, el cronista oficial del concejo, tras subrayar la gran relevancia que alcanzó la parroquia de Santa María de Viabaño, a la que pertenece.

"Tanto El Otero como El Collado de Llames son citados continuamente en la documentación conservada, bien por la administración de justicia o por ser cabecera del concejo", relata Rozada. Para muestra de esta importancia basta con apuntar que de las más de 7.000 personas que vivían en el concejo de Parres a mediados del siglo XIX, 1.118 vivían en la parroquia de Viabaño (que además de Llames incluye a las localidades de Arobes, Ozanes y Tospe), "mientras Las Arriondas, Castañera y Cuadroveña sumaban en conjunto sólo 410", añade el cronista.

La población de Llames de Parres fue menguando con los años hasta llegar a los 300 vecinos que recuerda José Manuel Villaverde a principios del siglo XX, en su juventud, a los 217 que había en 1996 o los 170 censados en la actualidad. Hoy hay más casas pero menos pobladores, como subraya Villaverde, que a sus 91 años es de los más longevos de la localidad. Nacido en Cuba, se trasladó a Llames con año y medio y se quedó en la localidad parraguesa junto a su madre y otros tres hermanos, mientras que el primogénito volvió a embarcarse junto a su padre. Tuvo ganadería, vivió durante dos décadas en Gijón y regresó a Parres, donde todavía este año ha cultivado fabes, arbejos, patatas y cebollas, entre otras verduras y hortalizas.

Fue el cultivo de la tierra lo que libró a los vecinos de este pueblo de pasar hambre durante la Guerra Civil, porque "se sembraba mucho de todo, para comer y para vender", rememora Villaverde, quien también conoció la intensa actividad cultural que había en la Casa de la Venta, con un teatro rural en el que además de representaciones también se celebraban bailes y otras actividades recreativas. "Era una asociación bien puesta", explica el nonagenario sobre los promotores de aquellas inquietudes y antes de añadir que aquello fue "antes de la Guerra, luego se desarmó". Con todo, el teatro continúa en pie dentro de un establecimiento hostelero en funcionamiento, que convive con otro bar en El Colláu.

En Llames existe hoy otro colectivo, la asociación "Amigos de la Cuesta de Bodes", que con unos 200 socios organiza actividades como la canción asturiana, la gimnasia, el servicio de podología y diversas excursiones. En la explanada de El Colláu celebran los vecinos de Llames de Parres la fiesta de Los Ramos, que será los próximos días 23 y 24. La verbena llegará tras la misa, que tendrá lugar en la iglesia de Santa María de Viabaño.

Sin embargo, este no es el único templo de Llames y Rozada destaca la iglesia de San Martín de Escoto como "una de las joyas del concejo". Fue construida con materiales procedentes del monasterio de monjas benedictinas de San Martín de Soto, del que Llames de Parres heredó su antiguo dominio monástico. Restaurada en 1985 y declarada Bien de Interés Cultural en 1993, "su planta tiene un trazado común a las iglesias románicas rurales y presenta una decoración en la que se aprecia la confluencia de estilos sucesivos", explica Francisco Rozada, quien destaca la "variada decoración".

Con portadas del siglo XVI, arcos de medio punto, figuraciones heráldicas, cruz con ángeles, figuras humanas, escudos, tallas, geometrías, puntos, sogas y restos de pinturas, San Martín de Escoto no deja indiferente. Tampoco en el interior, donde se encuentra una armadura de madera que cubre la nave central, "en la que los vecinos trabajaron con entrega para restaurar algo de su pasado esplendor, mientras los nervios de la bóveda se apoyan en ménsulas figuradas con un entrelazado vegetal, un animal y dos toscas cabezas de hombre y de mujer", describe el cronista.

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