La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los "Paisanos del año" viven en Llames de Parres

"No contábamos con ello, pero es un orgullo", señalan Josefa Llerandi y Ramón Castaño, distinguidos por su vinculación con el campo

Josefa Llerandi y Ramón Castaño, delante de su casa en Llames de Parres. C. CORTE

Toda una vida dedicada al campo tiene recompensa. Josefa Llerandi y Ramón Castaño, vecinos de Llames de Parres de 78 y 81 años, respectivamente, acaban de ser nombrados "Paisana" y "Paisano del año" de Parres, premio que recibirán el próximo domingo 9 de octubre a las 13 horas con motivo del XXIV Certamen de la castaña y productos de la huerta de Arriondas. "No contábamos con ello pero es un orgullo", afirmaron los galardonados, que llevan 58 años "felizmente casados" y residen desde el 29 de junio de 1966 en el Palacio de Llames. "Antes vivíamos en Llerandi en una finca muy grande de mi familia, que daba para 40 carretillaos de hierba. La gente empezó a emigrar y era mucho trabajo para nosotros, así que compramos una finca más pequeña en Llames de Parres, donde estamos encantados de la vida porque está bien comunicado y siempre hay muchas actividades que hacer", explica Josefa.

Yeguas y ovejas pastaron por su finca hasta que les llegó la jubilación a los 65, aunque su mayor sustento económico provenía de la quincena de vacas que cuidaban. "Soy socio fundador de la Central, a la que vendía más de 100 litros cada segundo día", relata Castaño, natural de Granda. Tampoco descuidaron la agricultura. "Hubo un año que llegamos a ganar dos millones de pesetas con la recogida de manzanas porque se obligó a los llagareros a pagárnoslas a 30 pesetas el kilo", explican. "Pero eso ya se acabó, ahora vivir del campo es muy duro por eso aunque nos de pena comprendemos que ninguno de nuestros tres hijos quiera coger la fesoria", explican. Tampoco sus dos nietas. Eso sí, mantienen un huertín para consumo propio "porque fabes como las de casa no las encuentras por ahí", dicen.

Castaño no está nervioso ante el galardón aunque se le hará "raro" ser protagonista de un certamen que nunca se pierde. "Bajo siempre a ver la exposición de muebles y de productos de la huerta y a dar una vueltina", apunta. Aunque a Josefa también le chiflan las castañas, no ir a la capital "por culpa del vértigo" pero este año hará una excepción. "Antes hacíamos cuerrias de 25 sacos de castañas que recuperábamos a principios de enero y comíamos con sidra de un llagarín o con leche, cocinadas en la chapa de la cocina", relatan. "Ahora como nadie las apaña los jabalíes se dan un buen festín", bromean.

Compartir el artículo

stats