Un año después de que se advirtiese del avanzado estado de deterioro del último molino de escanda de Piloña, ubicado en la localidad de Robléu de Anayo, el presidente de la asociación Avagar, Pedro Suárez, y su padre Rodrigo han conseguido rehabilitar la rueda de la máquina, una de las piezas que se encontraba en peor estado, por lo que la recuperación íntegra de este patrimonio etnográfico está más que garantizada, según el propio Suárez.

La familia propietaria del molino accedió en noviembre de 2013 a que el presidente de Avagar, colectivo que gestiona la Casa del Tiempo de Infiesto, asumiera de forma gratuita la recuperación del molino, tras ser incapaces a asumir los presupuestos de hasta 30.000 euros que les presentaron algunos profesionales.

Tras varios estudios y preparativos sobre como acometer la recuperación, Suárez y su padre iniciaron los trabajos de restauración hace dos semanas. Tiempo en el que ya han conseguido grandes avances, como la recuperación de una rueda que estaba totalmente destrozada. "Tuvimos que reconstruir la circunferencia con mucho esmero y reponer todos los dientes que el paso del tiempo había destruido", relata un Suárez que considera fundamental la colaboración de su padre, de 82 años de edad.

Para este cometido ambos mantuvieron la estructura original de la pieza, construida a base de madera de manzano, intentando ser fieles a las técnicas artesanales. "Todo está hecho con nuestras manos", apunta este amante de la cultura, las antigüedades y el patrimonio etnográfico, que ahora se pone como meta mejorar la base de la máquina. "Echaremos el suelo a nivel y garantizaremos que el tiempo no lo vuelva a deteriorar", indica sobre el que es hoy por hoy el único molino de este tipo del oriente asturiano junto a uno ya rehabilitado en Villaescusa (Colunga).