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"Emburria" recicla por Navidad

La asociación de discapacitados celebra el Día Internacional del Voluntariado en Cangas con un taller de adornos navideños hechos con materiales usados

Niños, padres y monitoras muestran los adornos navideños hechos en el taller de "Emburria". C. CORTE

Un cartón de un rollo de papel higiénico gastado, pintura acrílica y mucha maña fueron los únicos ingredientes que ayer necesitó Manuel Hórreo para crear una estrella con la que coronar su árbol de Navidad. Este cangués de 10 años fue uno de los 32 niños que participaron en el taller de adornos navideños reciclados que la asociación "Emburria" organizó en el salón de actos del Hogar del Jubilado Bella Vista, con motivo del Día Internacional del Voluntariado.

"Mi tía es una de las 28 voluntarias que tiene Emburria y colabora desde su fundación, en 2002. Desde muy pequeño me animó a colaborar en todo lo que puedo con la asociación. Hago jabones y voy muchas veces al mercado dominical a vender mermelada en beneficio de 'Emburria'", explicó, antes de regalarle a su abuela Teresa Aida Prieto adornos hechos con materiales como pajitas que a priori irían directos a la basura pero que "con un poco de imaginación" se pueden reaprovechar.

Los asistentes, de entre 2 y 10 años de edad, no sólo aprendieron a convertir una botella de plástico en un Papá Noel. También se concienciaron además de la necesidad de ayudar a quien más lo necesita. "Es muy positivo que desde pequeños conozcan la labor del voluntariado y sepan que para tener un buen gesto no importa la edad", contó María Hórreo, que junto con Olga Vázquez, Natalia Blanco y Patricia Vega dirigió el taller.

Edurne del Dago y Andrea Nicoleta Brume, de 4º y 5º curso en el Colegio Público Reconquista se enteraron por casualidad en la escuela del taller y no dudaron en acudir. Ayer no podían estar más orgullosas de las tarjetas para felicitar la Navidad a sus seres queridos que hicieron con cartón y purpurina. Lo mismo le pasaba a Carmen Ortiz, que dibujó en un cartón un muñeco de nieve al que no le faltaba detalle porque le "encantan" esos adornos. La intención de esta niña, de 5 años, era regalarle su obra de arte reciclada a su madre, Virginia Cuesta. "Aunque a veces cuesta mucho, hay que compartir", reflexionó la pequeña, que confesó que le cuesta dejar sus juguetes a los demás pero está intentando mejorar en esta tarea para que los Reyes Magos le traigan la cuna para su muñeco y un koala.

Para reponer fuerzas después de dos intensas horas de trabajo en el taller, los niños pudieron disfrutar de una chocolatada gratuita. Las voluntarias de "Emburria" ofrecieron además galletas de chocolate que ellas mismas elaboraron en un taller organizado por un confitero local.

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