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Los regalos llegan por el río a Villamayor

El Llendaor recogió ayer las peticiones de los niños locales para hacérselas llegar al Anguleru, que se encargará del reparto

Un alumno entregando su carta al Llendaor. LUCAS BLANCO

Ni los Reyes Magos, ni Aliatar, ni Papá Noel. La mayoría de los regalos que llegarán esta Navidad a Villamayor no vendrán ni desde oriente ni de desde el Polo Norte, sino que lo harán desde el mar de los Sargazos, que baña las costas de Norteamérica. Desde allí partirá en Nochebuena el Anguleru, el cual se encargará de hacer llegar los presentes a todos los hogares a través de una barca mágica que utilizará los mares, las corrientes fluviales y su magia para que ningún pequeño se amargue.

Fue durante el festival navideño del colegio público Julio Rodríguez Villanueva cuando los alumnos recibieron una visita especial. El Llendaor, pescador y encargado de la conservación de los ríos durante todos los días del año, hizo entrada en el local social de la parroquia rural al filo de la una de la tarde con un único objetivo: recoger los deseos de los niños para transmitírselos a su amigo el Anguleru.

Advertidos días antes por sus profesores, los estudiantes acudieron con sus respectivas cartas dentro de una botella para que pudiesen flotar entre las aguas entre las que se suele rodear el pescador de angulas, y aprovecharon para realizar alguna que otra pregunta a este personaje mágico de la cultura fluvial. "¿Tú carrete es mágico o es como los demás?, preguntó un alumno acostumbrado a ver la práctica de la pesca en su entorno más cercano.

El Llendaor respondió a todos de forma amable y se comprometió a hacer llegar sus cartas, pero también lanzó un mensaje concienciador. "Hay que mantener los ríos limpios para poder seguir disfrutando de ellos", manifestó en una de sus intervenciones.

Junto a él acudieron algunos acompañantes, como sus ayudantes Belén Álvarez y Luz María Álvarez, que portaron la garrulla (revoltijo) que fue repartida entre los presentes, así como Mari Carmen Álvarez, una angulera nacida en Mieres, pero residente en Ribadesella, que se ofreció para explicar a los niños el oficio de los anguleros. "Es un trabajo muy duro porque hay que rebuscar mucho para conseguir poco", relató la mujer, que acudió con el clásico atuendo amarillo, su red y su piñera para hacer una demostración.

Álvarez rememoró algunas anécdotas de sus seis años como angulera, a los que puso fin en 2008, que fueron suficientes para comprobar los riesgos de este empleo. "Soy hija de minero y creo que la mar es incluso más peligrosa y desagradecida que la mina", señaló en referencia a las muchas dificultades que se encuentran en ocasiones los pescadores, aunque hizo un llamamiento a limitar la pesca de la angula. "Habría que reducir la permisividad para no agotarla y evitar que toda la mayoría de la ganancia se la lleven los intermediarios", indicó.

Esta actividad forma parte de un proyecto educativo puesto en marcha por varios colegios, colectivos culturales y de pescadores, con el objetivo de acercar la cultura pesquera y asturiana, debido al gran arraigo de esta profesión en nuestra región. "Aprovechamos el cuento infantil del anguleru para crear un ambiente navideño en torno a un personaje que acercase el mundo de la pesca y los ríos a los niños", declara el profesor Víctor Pintado, respecto a una serie de actividades que se llevan sucediendo desde el mes de noviembre y que incluyen una visita al centro de alevinaje del río Mampodre por invitación de la Sociedad de Pescadores "El Esmerillón".

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