Con altas dosis de paciencia. Así soportan los usuarios de la nacional 634 el corte de tráfico que se produjo hace una semana entre Sotu Dueñes y Arobes como consecuencia del "argayón" de Parres.

Circular por los dos desvíos alternativos se ha convertido "en una odisea", en palabras de los conductores. Con el objetivo de mejorar la fluidez de tráfico, las autoridades han decretado el sentido único para estas vías. En teoría para ir a Oviedo hay que desplazarse por Cuadroveña a Prunales -un recorrido más largo pero menos sinuoso- y para volver en dirección a Arriondas, por Llames de Parres.

En la práctica usuarios como Paula Madera aseguran que esta obligación no se cumple. "Cuando no está la Guardia Civil, algo que ocurre a menudo, la gente va por el desvío que prefiere. Al ser carreteras estrechas es difícil maniobrar cuando viene tráfico en sentido contrario", explica. Esta auxiliar de Enfermería se ve obligada a desplazarse por motivos laborales a diario desde Llanes hasta Infiesto. El trayecto le llevaba antes de que el "argayón" hiciera acto de presencia 50 minutos. Ahora sobrepasa la hora. Lo que más lamenta esta usuaria es la falta de información. "El primer día llamé al 112 preguntando por el desvío y me dijeron que no había. Me mandaron por Villaviciosa a La Encrucijada. Salí de casa a las 5.30 horas y no llegué a Infiesto hasta las 7.00", asegura. Esta situación "de descontrol" es denunciada también por el panadero Ángel Pandavenes, que reside en Arriondas pero tiene su negocio en Sevares. "La ladera se cae a cachos y hay puntos realmente peligrosos como la curva del Taragañu", relata. Para este comerciante lo ideal es "que arreglen bien el tramo si se puede y sino que cambien el trazado al otro lado del puente".

En la parada de taxis de Infiesto, donde según los trabajadores casi la mitad de servicios que realizan son para llevar vecinos a consulta al hospital de Arriondas, la mayoría coincidían en que el tramo que va desde Sotu Dueñes y Ozanes necesita urgentemente una revisión profunda porque "en cuanto caen cuatro gotas los desprendimientos de rocas son frecuentes". Conscientes de que los trabajos de reparación pueden alargarse en el tiempo, reclaman que se habilite al menos un paso regulado por semáforos en la zona de la ladera afectada.

En cuanto a cambiar el trazado de la vía, taxistas como Francisco Rojo descartan esta opción "porque requiere una obra muy grande y costosa". En la misma línea se expresa el parragués Eduardo Álvarez, que trabaja como técnico en reparaciones informáticas por todo el Oriente, desde Nava a Colombres. "No hay por donde cambiar el trazado porque la vía va muy encajonada entre el río y la montaña", apunta. "Lo mejor es que aprovechen para limpiar bien todos los materiales que se puedan desprender en la zona y restablezcan pronto el tráfico porque es una vía fundamental para la comunicación interior y para el hospital", argumenta.

Mientras dura el corte, el tren se ha convertido en la mejor alternativa para quienes tienen que pasar por Arriondas. La vía de Feve discurre a pocos metros de la ladera afectada pero los servicios se cumplen con normalidad y los trabajadores constatan el aumento de viajeros, especialmente en los primeros trenes de la mañana.

Por su parte, los usuarios de la línea de autobuses se ven obligados a hacer un transbordo a un minibús en Sotu Dueñes, ya que los vehículos de más de 3.500 kilos tienen prohibido circular por los desvíos. La medida afecta a transportistas como José Antonio Lozano. Para llevar agua de Borines (Piloña) a un almacén de Cangas de Onís , este conductor de Sevares tuvo que subir a Lliberdón y pasar de Colunga a Ribadesella antes de llegar a su destino. En total, dos horas de demora y un sobrecoste de gasóleo que él mismo asumirá.

Como el repartidor de fruta tampoco puede circular por los desvíos, Sandra Acebo, dueña de una tienda de ultramarinos en Sevares, acordó ir a recoger la mercancía ella misma a diario a Arriondas. "Lo importante es que lo arreglen bien aunque no sé cómo, la solución parece complicada", apuntó.

Para la parraguesa Laura Fabián la solución pasa por "reconducir los regueros de agua, que se filtran y provocan desprendimientos". Colocar muros de contención de hormigón o una escollera son otras alternativas. Fabián recuerda que el "argayón" de Parres no es el único peligro y pone como ejemplo un árbol que está a punto de desprenderse en El Portazgo, a la salida de Arriondas en dirección a Cangas.