La villa de Arriondas despidió por todo lo alto el Carnaval con un multitudinario entierro del salmón (festividad recuperada), que reunió a cientos de personas. El cura, el notario, los guardias civiles y las plañideras participaron -a la izquierda- en el "cortejo fúnebre" de a Don Salmón del Pozo Lladuengu en un recorrido que se convirtió en un mar de carcajadas ante la sobreactuación de las mujeres de luto. Hasta el pequeño Nicolás -en la foto de la derecha, junto al obispo- apareció de repente por Arriondas en su coche oficial para decir adiós a los festejos locales entre "selfies" con los diferentes personajes. El notario -en la imagen del centro- fue el encargado de dar lectura al testamento antes de incinerar al pez entre la tristeza de unos vecinos que despidieron uno de los Carnavales más exitosos de los últimos años, informa L. B.