Los chiringuitos "El Prado", "La Mediana" y el bar "Puente Toraño" están hartos de los puestos ilegales que cada día les hacen la competencia "feroz" en la ribera del Sella. Aseguran que "un sábado con mucha gente se cuentan hasta siete o más", aunque ya hubo tiempos de diez y doce.

Quieren que el Ayuntamiento de Cangas de Onís tome cartas en el asunto, al igual que lo hizo el de Parres en su momento. Con todo, este segundo consistorio ha otorgado una licencia de venta ambulante a uno de los puestos que se halla a pie de río, dentro del límite de cien metros de distancia del cauce impuesto por la normativa vigente.

"Nosotros tenemos nuestro seguro de responsabilidad civil, requisitos de sanidad, de trabajo, estamos pagando autónomos y alquiler de la finca", explicó ayer uno de los tres establecimientos antes de lamentar que, si pudieran, ellos también se pondrían a pie de río para que quienes realizan el descenso del Sella les tuvieran más a mano y no tuvieran que caminar cien metros para llegar a ellos. Pero no pueden y no lo hacen, al contrario de lo que sucede con las instalaciones denunciadas, algunas montadas con apenas "una sombrilla y un generador", describieron los denunciantes.

Han notificado esta denuncia a todas las administraciones con competencias en la zona (Confederación Hidrográfica del Cantábrico, Guardia Civil, Policía Local, etcétera) y han concluido que quien tiene potestad de intervenir en el asunto es el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González Castro, del PP. No comprenden por qué no lo ha hecho ya, si esta situación les perjudica tanto a ellos que se están "ganando el pan" como, aseguran, "a la imagen turística del concejo", pues además de ser ilegales generan una basura que no se encargan de recoger del cauce del río.

Los empresarios quieren que la administración local actúe de inmediato y no cuando la temporada se esté acabando, como ha sucedido otros años. Este es el tercero al que hacen frente a este problema en la ribera.