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Los 105 años de Pedro "el del Barato"

Pedro Rodríguez aún toca el piano que le regalaron por su pasión por la música, que cultivó mientras dirigió el negocio familiar

Rodríguez Hormilla, al fondo, en su fiesta familiar de cumpleaños. J. M. CARBAJAL

Nació un 31 de julio de 1910, en la ciudad de Cangas de Onís, y el pasado sábado celebró su onomástica: nada menos que 105 años, con un almuerzo familiar en un restaurante al pie del famoso "puente romano", en la que no faltó su cotidiano vaso de vino -en este caso un ribera del duero-, ni tampoco la tradicional tarta de cumpleaños.

Pedro Rodríguez Hormilla, al que todos conocen por Pedro "el del Barato", es leyenda viva de la historia del concejo y en estos días se siente un tanto desbordado por la cantidad de muestras de cariño que recibe de sus convecinos al felicitarle por la calle.

Dedicó toda su vida laboral al negocio familiar denominado comercialmente como El Barato que fundó allá por el año 1904 su progenitor Pedro Rodríguez Cuervo, oriundo del pueblecito leonés de San Justo de la Vega (Astorga), quien se casó con la canguesa Pilar Hormilla Álvarez. Fruto del matrimonio fueron ocho hijos -tan sólo viven Pedro, de 105, y Luisa, ésta de 95 años-, cuya primera ubicación estuvo en la calle San Pelayo, esquina a Emilio Laria. Posteriormente, se trasladaría a su actual localización en plena Avenida Covadonga, esquina a la calle Constantino González, justo enfrente del parque municipal de Cangas de Onís.

Un establecimiento con mucha solera que marcó una época en aquellos tiempos, dedicado antaño a la venta de prendas de confección, calzado, productos textiles e incluso bicicletas, entre otras cosas. Eso sí, a partir de la década de los setenta también se especializó en recuerdos de Covadonga para los turistas que tenían como destino la vieja capital del Reino de Asturias y, por supuesto, la vertiente asturiana del entonces parque nacional de la Montaña de Covadonga. Después, tras la jubilación de Pedro Rodríguez Hormilla, cogió las riendas el menor de sus cuatro hijos, Guillermo Rodríguez Carmona, enfocándolo, además, a artículos de caza y pesca.

Pedro Rodríguez Hormilla siendo un niño cursó estudios en el Colegio San Viator, regido por frailes franceses, cuya sede estaba en el Palacio Cortés, en la ciudad canguesa. Al mismo tiempo, tras descubrir su pasión por la música, gracias a su madre, comenzó a recibir clases de piano en el Colegio Francés-Español de las Hijas de Santa María de la Providencia, el cual estaba en el otrora Palacio de la Prida, terrenos en los que se alza en la actualidad el Hogar-Residencia Beceña González, fundado por la benefactora Camila Beceña. Las monjas encargadas de aquel centro educativo -que cerró en 1931- ofrecían clases de solfeo, piano, dibujo y francés. Apenas había unos cientos de metros de distancia entre el Colegio San Viator, donde estudiaba, y el colegio de Les Monjes, en el que recibió las primeras nociones hasta acabar aprendiendo a tocar el piano.

Centrado en el comercio "El Barato", Pedro Rodríguez Hormilla dejó durante dos décadas de tocar el piano. Sin embargo, sus hijos -Miguel, Blanca, Pedro y Guillermo-, a sabiendas de la pasión que tenía por la música, terminaron comprándole un piano, instrumento que aún suele tocar, en su domicilio de la avenida de Covadonga. De hecho, se muestra jovial y suele salir todos los días, sobremanera cuando hace buen tiempo, a tomar un vaso de vino, en torno a la una de la tarde, a la cafetería Reconquista, debajo de su casa, lindando con el parque que lleva el nombre de José González-Tuñón Sánchez, otro personaje ilustre de Cangas de Onís.

Pese a los 105 años que cuenta, Pedro Rodríguez, al que, igualmente, le encanta la lectura -todos los días lee LA NUEVA ESPAÑA-, no está sujeto a una medicación específica acorde con la edad. "Sólo toma una pastilla para dormir. Antes le daba media. Nada más", explica con detalle su esposa, Regina Carmona, cordobesa de nacimiento y con la que se casó el 28 de octubre de 1953, camino de los 62 años de vida en común.

Uno de sus cuatro vástagos, Pedro Rodríguez Carmona, reside desde hace varias décadas en California (Estados Unidos), donde echó raíces, aunque, cuando tiene oportunidad, se acerca a Cangas de Onís para girar visita a la familia y amigos.

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