La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Los neandertales del Sidrón vivían en Sopeña", dice la historiadora Ana Pinto

La investigadora augura que el yacimiento de Onís en el que ahora trabaja se convertirá en una guía de referencia de la última glaciación

Parte del equipo que participa en las excavaciones del yacimiento de Sopeña, en Onís, ayer. C. CORTE

"Los neandertales del Sidrón vivían en Sopeña y aquí, en su casa, no comían carne humana". Lo dice Ana Pinto, responsable desde hace más de una década de la excavación de la cueva, situada cerca de Avín (Onís).

La investigadora, que acaba de retomar los trabajos en Sopeña, asegura que la gran cantidad de restos óseos de fauna encontrados en la cavidad permiten concluir con que el comportamiento caníbal de los neandertales "no era una cosa generalizada". Pinto apunta que el yacimiento de Onís era excepcional por varios motivos. Primeramente porque estuvo ocupado durante más de 40.000 años -al menos desde el musteriense-. Segundo porque fue testigo de una "transición abrupta" entre neandertales y el hombre moderno hace 35.000 años y tercero porque mantiene todos los niveles intactos.

La investigadora aseguró que aunque de momento no se hayan descubierto "grandes hallazgos de los que hacen portadas", el hecho de que los niveles estén íntegramente conservados permitirán dar contexto a otros hallazgos y convertir a Sopeña en una guía de la última glaciación de referencia para toda la cornisa vascocantábrica. Aprender cómo ha cambiado el clima, qué fauna rodeaba al hombre o qué métodos se utilizaban para desmembrar la carne o conservarla son algunos aspectos sobre los que la excavación arrojará luz.

Pero Pinto va más allá e intentará explicar uno de los temas hasta ahora evitados por los historiadores: el origen del comportamiento convencionalizado de la distribución del trabajo por géneros. "En Sopeña hay niveles ocupados por población predominantemente masculina y otros en los que casi solo hay mujeres ni niños", contó la experta, que tiene previsto publicar un estudio al respecto en el próximo año y medio.

De momento, Pinto trabaja esta quincena con un equipo de 14 profesores y alumnos con el objetivo de finalizar la excavación del tercer nivel, datado en 24.000 años. El trabajo es minucioso. Cada trozo de tierra de color diferente se excava por separado y se utiliza un método por coordenadas tridimensional que permite obtener una impoluta información geográfica de cada hallazgo, algo muy importante si se tiene en cuenta que de media cada centímetro representa 500 años y hay un total de 17 niveles. "Estimamos que aquí hay trabajo para unos veinte años", dijo Pinto, que espera que el próximo año visite la cueva un especialista en carbones.

En el sondeo inicial realizado entre 2001 y 2002 se registraron 40.000 hallazgos y las sucesivas campañas veraniegas suman más de 103.311 muestras encontradas. La media de esta temporada es de 70 hallazgos diarios. Lo que más sorprende a investigadores como Lorraine Cornish, conservadora del Natural History Museum que esos días excava en Sopeña, es descubrir en el yacimiento distintos trozos de sílex, un material poco frecuente en Asturias. En los últimos niveles del gravetiense (25.000 años) más del cincuenta por ciento del sílex es foráneo, previsiblemente de País Vasco o Francia, lo que a su entender prueba que en esta época ya hubo intercambios con otros grupos, algo que con los neandertales no pasaba.

Compartir el artículo

stats