Multitudinario fin de semana festivo en el concejo de Llanes. Porrúa y Barru con el Mercáu Tradicional y el día grande de San Roque, respectivamente, dieron lo mejor de sí mismas para ofrecer a los visitantes unas celebraciones con marcado sabor añejo.

La XXI edición del Mercáu tradicional de Porrúa se cerró de manera sobresaliente. Miles de personas disfrutaron de una de las citas más importantes del verano llanisco. El Mercáu porruano, primer evento de estas características que se celebró en Asturias allá por 1995, no ha perdido ni un ápice de la magia con la que nació. El puesto de Miguel Gonzalo fue uno de los más concurridos. "No he faltado ni un año a la cita con Porrúa", aseguró éste mientras con sus robustas manos daba forma a lloqueros. "De Bilbao a Galicia tengo a todo el mundo conquistado", añadió mientras mostraba ante la presencia de turistas el característico sonido de sus lloqueros. Junto a Gonzalo, Eloy Rozada fabricaba, en madera de fresno, collares para las vacas. "Todas mis vacas llevan collares elaborados por mí", dijo. A su lado estaba Ramón Lobeto, gran artesano en esta materia. El Mercáu de Porrúa batió todos los registros. En el bar de la organización se vendieron más de 1.500 kilos de costillas, una tonelada de chorizos y 2.500 litros de sidra. La flamante presidenta de la asociación cultural Llacín, Olaya Romano, colectivo que organiza el mercado, debutó con el pie derecho. "Ha venido más gente que nunca. A pesar de la lluvia que cayó el sábado los visitantes aguantaron. Se trata de un Mercáu de referencia que todo el mundo conoce ya", dijo satisfecha.

En la localidad de Barru San Roque estuvo más acompañado que nunca. El pequeño de 18 meses Ramón Gómez Obregón fue uno de los porruanos más jóvenes. Su madre, Beatriz, y su tía Ainhoa Obregón, ataviadas con el traje de aldeana, disfrutaron de lo lindo de la fiesta del pueblo de su abuela. "Vivimos en Santander y siempre que podemos nos escapamos", aseguraron.

Procesión

La procesión por las calles de Barru la abrió Joaquín de la Vega con el pendón de San Roque de 212 años. Detrás de él la Cruz, y los ciriales que portaban los pequeños Lucas Marcos, Isaac Ramírez, Daniel Marcos y Rodrigo Pérez. Dos ramos, uno de pan dulce y otro de pan salado, iban en mitad de la procesión sobre los hombros de Fernando Muñoz, Tony Díaz, Jonai Pérez, Santiago Conlledo, Diego Gutiérrez, Joaquín Rodríguez, Txemi Enrizabalaga y Jaime Troya. Detrás, el estandarte que portaba orgulloso por tercer año consecutivo, José Ramón Marcos Junco.

No faltó en la procesión, como es tradición, la reliquia del Santo de Montpellier que todos los años lleva a Barru una representación del llanisco bando de San Roque. Manuel García, Mariano Díez, Eugenio Muñoz, Álvaro Otero, Guillermo Sordo y Francisco Javier Remis la secundaron. La imagen del Santo fue llevada en andas por Celestino Villar, Adrián Villar, Daniel de la Vega y Ramón Marcos. Un nutrido grupo de aldeanas cantando las letras de ramu puso el toque de color a una celebración que tras la misa y la subasta de los ramos se cerró con una verbena.