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Cangas de Onís no se salta la tradición

Los jóvenes vuelven a tirarse al Sella desde el "puente romano" tras el último accidente, aunque ahora sólo desde los arcos evitando lanzarse desde lo más alto

Cangas de Onís no se salta la tradición

Los chavales de Cangas de Onís se resisten a abandonar una de las tradiciones más arraigadas en este lugar del oriente del Principado de Asturias durante la temporada estival: lanzarse a las aguas del río Sella desde los diversos y estratégicos puntos del archiconocido "puente romano". Una diversión que ha pasado de padres a hijos y que todo el mundo en la vieja capital del Reino de Asturias defiende, precisamente por su tradición, pese a conllevar cierto riesgo.

Lo que sí parece que ha desaparecido, al menos de momento, es la idea de tirarse al agua desde lo más alto del también llamado "puentón" o "puente vieyu", como también conocen los lugareños al, en realidad, puente medieval de Cangas de Onís, con sus imponentes 21 metros de altura sobre el cauce. Las regañinas y consejos que recibieron algunos de los chavales de sus propios padres sobre la peligrosidad de lanzarse desde el punto más alto de la infraestructura, a raíz del accidente acaecido el pasado jueves -un santanderino de 37 años, que se tiró e impactó en mala postura y tuvo que ser evacuado al Hospital de Arriondas, siendo dado de alta al día siguiente-, han sido tenidos en cuenta por los bañistas.

Pero no se han eliminado los saltos a menor altura. Sin ir más lejos, ayer, un grupo de amigos, asiduos a los baños fluviales durante casi toda la campaña veraniega, mantuvo su habitual rutina de saltos, ante la atenta mirada de decenas de turistas y curiosos.

En este caso se arrojaron a las aguas selleras desde los arcos del famoso monumento nacional: uno, ubicado en la parte canguesa y otro, en la zona parraguesa.

Pese a que en Cangas se alzaron, tras el accidente, algunas voces para que se tomaran cartas en el asunto y se prohibiesen los saltos al río Sella desde el "puente romano", la realidad es que las aguas han ido retornando a su cauce, los ánimos están más calmados y todos cierran filas con lo que se ha convertido ya en una seña de identidad de la ciudad: los jóvenes lanzándose desde el puente al Sella.

De momento, el Ayuntamiento no ha tomado cartas en el asunto, y el alcalde, José Manuel González de Castro, se mostró más partidario del "sentido común" que de prohibiciones. No obstante, prometió vigilancia y controles para evitar males mayores. Los padres de los bañistas más jóvenes no han escatimado exhortaciones estos días para explicar los riesgos.

El accidente del cántabro se produjo a media tarde, en un momento en que los aledaños del puente estaban llenos de bañistas, turistas y vecinos dado el buen tiempo reinante. Son los turistas los que más partidarios se muestran de prohibir la práctica.

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