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Lastres, una cucaña a contrarreloj

El maliayés Sergio Raigoso recorrió los 13 metros del palo ensebado en una edición con la bajamar amenazando a los participantes

Carriles, junto a varios de los participantes, en el muelle llastrín. P. M.

No hicieron falta más que cinco rondas para que el maliayés Sergio Raigoso llegase al final de la cucaña de Lastres y se hiciera con la rama que le dio el triunfo en el tradicional juego de las fiestas de San Roque. La expectación en el puerto llastrín era grande ayer, máxime al tener en cuenta que conforme avanzaba la tarde se acercaba la bajamar, prevista para las ocho, y con ella las posibilidades de hacerse daño.

Pese a que hubo algún que otro golpe en la entrepierna y rasguños en los pies, ninguno de los veintidós participantes se hizo heridas de consideración. Las anteriores se dieron porque el palo de trece metros y medio que sobresalía en el muelle había sido debidamente ensebado por "Pistón" y "Carriles", dos habituales de la prueba.

Bajo un sol de justicia y ayudados por los participantes, ambos untaron el tronco que "Carriles" limpió previamente durante dos horas para dejarlo libre de astillas. Entre los veintidós valientes que se animaron a dar el salto había de todo, desde novatos hasta experimentados como el sierense Sergio Covelo, ganador de las últimas tres ediciones y que ayer quedó en el segundo puesto.

Aclamado por el público con el número quince, "la niña bonita" como destacó "Carriles", el participante explicó tras salir del agua que la clave está "en que no te acobardes en la primera, que es la psicológica". Por lo demás y tras su experiencia, el sierense prefiere "correr", aunque otros participantes opten por caminar o deslizarse. Las normas de la cucaña dejan claro que hay que correr y no caminar y también que es necesario coger la rama con la mano, no con el trasero ni otras partes del cuerpo.

Así lo hizo, como mandan las normas, Sergio Raigoso, para quien la de ayer era la segunda vez en la cucaña llastrina pero su primera victoria. Se llevó 150 euros en metálico, mientras que Covelo recibió 100 y el tercero, Juan Bárcena, 50. Este último puesto generó algo de polémica entre el público, pues hubo quien aseguró que Bárcena no fue el saltador que más se acercó al extremo de la cucaña después de Raigoso y Covelo.

Entre los participantes también hubo quien probaba por primera vez, como Jorge Fernández, de Sales, al que además le salió el número uno en el sorteo previo al inicio de la prueba. "Al principio no sabía como hacerlo, si caminar o deslizarme", explicó Fernández tras el primer salto y antes de concluir que, finalmente, se deslizaría en el resto de intentos.

En la edición de la cucaña de ayer no hubo, como suele ser costumbre, lanzamiento de patos de goma ni de balones con premios, aunque parte del público sí acabó a remojo en el puerto para aliviar el sol de justicia que bañó el evento. La fiesta continuó con los fuegos artificiales en la medianoche y la verbena amenizada por "Assia" y "Distrito Xoven".

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