Los vecinos de Arriondas abrieron ayer el grifo aliviados al comprobar que, después de tres días de sequía por una avería en la traída, el agua vuelve a salir con buena presión hasta en los pisos más altos. Incluso en casa de Violeta Grech, que vive en un octavo de la calle Argüelles, el agua ya brota en condiciones y la vecina no necesita el acopio que realizó en la noche del viernes.
"Cuando a la una y media de la madrugada me levanté y comprobé que había agua, empecé a llenar calderos y garrafas, y puse una lavadora y un lavavajillas, por si acaso", relató ayer esta vecina, quien estuvo hasta pasadas las tres aprovechando el presente. Al realizar las tareas despertó a su nieto, Pelayo Martínez, quien vio bueno el momento para afeitarse. El joven es piragüista y durante todo este tiempo de avería en la traída ha estado yendo a ducharse a la piragüera municipal, "el único sitio donde hubo agua en los días más duros", aseguró. Martínez cree que "no sería nada raro" que la villa se volviera a quedar sin agua. Su abuela, más optimista, prefiere centrarse en que, de momento, no necesita las provisiones.
Al haber agua en todos los edificios de Arriondas, el servicio habilitado por el Ayuntamiento para que vecinos y visitantes se pudieran duchar en el polideportivo, la piscina o en el colegio no fue utilizado. José Ramón Díaz, el conserje del polideportivo, explicó, pasadas las 13 horas de ayer, que nadie había solicitado hasta ese momento emplear las duchas. Sí lo hicieron algo más de veinte personas durante la tarde anterior, cuando Díaz estuvo trabajando en la piscina municipal y vio a muchas familias con niños.
La traída de Arriondas se encuentra en la actualidad en obras por la renovación y entre los vecinos hay división de opiniones sobre si deberían continuar o suspenderse lo que queda de verano.
