Nueva de Llanes vibró ayer como nunca por el Santo Cristo del Amparo. Una espectacular traca de cohetes a la salida de la imagen de la capilla y a su entrada, una vez finalizado su paseo triunfal por Nueva, hizo que el suelo de la capital del valle de San Jorge se estremeciese durante una jornada que muchos de los presentes calificaron como inolvidable. Devoción, sentimiento y tradición se dieron la mano ayer en Nueva como pocas veces se recuerda. La agradable temperatura y el sol que lució durante toda la mañana contribuyó decisivamente a que cientos de personas llegadas de todas las partes del concejo y de varios puntos de la región y del país, se encontrasen ayer en Nueva para rendir pleitesía al Cristo que emociona al barrio de Triana, donde se levanta su capilla. Trescientas aldeanas, un centenar de porruanos y cuatro ramos cuidadosamente decorados, dos de pan dulce y dos de pan salado, formaron la emocionante y espectacular procesión por las calles de Nueva.

El madrileño Antonio Mera no falta a su cita con la fiesta, que pone el broche de oro al verano festivo en el concejo de Posada Herrera. Lo hace vestido con el traje de porruanu. "Del Cristo me llama la atención lo pintoresca que es la fiesta y el enorme colorido que tiene. Es además muy vistosa", aseguró, mientras se fotografiaba con los pequeños Eloy Gago y Elías David Cueto, también ataviados con el traje de porruanu. Ambos actuaron durante la procesión como mozos de ramu. La procesión del día grande y la plantación de la Hoguera, el víspera, es para los dos niños de 6 y 7 años respectivamente, el punto culminante de la celebración.

El presidente de la comisión de festejos, Ángel Villar, estaba ayer especialmente satisfecho. Vivió con intensidad y emoción cada segundo de las horas más importantes y esperadas del año para el bando del Cristo. "Hoy (por ayer) culminamos el trabajo que venimos haciendo durante todos los días del año. Es una fecha muy importante pues nos juntamos todas las personas que sentimos esta fiesta como algo muy especial", señaló.

Poco antes de que la misa mayor hubiese concluido, -fue oficiada por el párroco local, Domingo González, y cantada por el coro Manín de Lastres-, ya estaban perfectamente colocadas para la procesión las más de trescientas aldeanas en filas de tres. Bárbara Gutiérrez y Ana del Campo dirigían, con el sonido del tambor, los cánticos del ramu y el repicar de las panderetas. "Se trata de un día súperespecial y muy emocionante, en el que toda la gente demuestra su devoción a Cristo. La salida y la entrada de la imagen a la capilla es, para mí, lo más emocionante. No hay palabras para describir ese momento", señaló Gutiérrez.

La salida de la imagen del Cristo en medio de un intenso recogimiento y respeto, solo roto por el estallido de los voladores, sobrecogió a muchos de los presentes. Delante de la imagen, una treintena de hombres y mujeres con una vela en la mano iban vestidos de mortaja. Gloría Peláez Villa de Llames de Pría, era una de ellas. "Para mí es la fiesta más emocionante del año y de la que más devota soy. Al Cristo le he pedido muchas cosas y siempre me las concede", aseguró. Junto a ella iba Paz Cuevas, también vecina de Llames de Pría. "Vengo al Cristo de toda la vida y seguiré vistiéndome de mortaja siempre que pueda", confesó.

La procesión, seguida por multitud de personas, llevó en volandas al Cristo por las calles de Nueva. Delante, la cruz, los ciriales y el estandarte que, por tercer año consecutivo, portó Benigno Fernández Carrera. Detrás de ellos los integrantes del grupo Principado, los cuatro ramos, las aldeanas y los porruanos. Finalizada la procesión se desarrolló un festival folclórico y la danza del Cristo. Por la tarde la fiesta siguió con más folclore y una verbena. Todo para honrar al Cristo que pone en pie a Nueva.