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ALFREDO GARCÍA | Profesor jubilado y exalcalde de Cangas de Onís

"Tanto en educación como en política, la vocación y el diálogo son fundamentales"

"Ahora veo crecer a los nietos y con las hijas casi ni me enteraba de a qué curso iban; la política absorbe mucho y le dediqué veintiocho años de mi vida"

Alfredo García Álvarez, en Cangas de Onís. P. M.

Alfredo García (Laviana, 1948) ha sido durante cuatro mandatos alcalde de Cangas de Onís, concejo al que llegó en 1972 como profesor para enseñar Historia en el instituto. Jubilado desde hace dos años, en junio dejó la política activa y los vecinos le hacen un homenaje esta noche.

-Se retira por completo de la política activa, ¿por qué?

-Decidí mantenerme al margen de los puestos claves tanto en la política municipal como dentro del partido porque después de tantos años de protagonismo ya procedía. Conviene que haya un relevo, no voy a estar toda la vida. No por falta de ganas, pero pienso que después de tantos años no procede seguir en esos primeros puestos. Dediqué gran parte de mi vida a ello, fueron veintiocho años entre la Alcaldía y la oposición. Ahora estoy viendo crecer a los nietos y a las hijas casi no me enteraba de al curso que iban, la política absorbe mucho.

-Si volviera a 1987, cuando se presentó por primera vez a unas municipales, ¿repetiría?

-La política municipal tiene sus aspectos problemáticos, es verdad que nunca se contenta a todo el mundo, pero también los tiene agradables. A mí me gustaba porque mi talante fue siempre el de vivir con la gente, tratar de ser uno más. En ese sentido, siento la satisfacción de que, aunque fueron muchos años, no me pesa y que si volviera atrás con las circunstancias que había en aquellos años volvería a presentarme.

-¿Eran más ilusionantes que las actuales?

-Posiblemente. En primer lugar la novedad. Aunque eran los años ochenta, todavía la transición política en España estaba digamos en plena euforia, todavía no se había consolidado del todo. Por otra parte, veías las necesidades de la comarca, sobre todo en la zona rural. El ir a un pueblo que no tenía agua ni luz te animaba a trabajar y tratar de solucionar los problemas. Hoy ha habido muchos avances, hay cosas que hacer todavía, pero se ha dado un salto importante. Y no me refiero a Cangas sólo.

-¿De qué se ocupan los políticos hoy?

-La política municipal sigue siendo de gestión, pero es verdad que gran parte de los déficit de aquellos años se han resuelto. Ahora se va a otros objetivos de mejora, de calidad. Se puede invertir más en temas sociales y culturales. Cuando empecé de Alcalde no había Casa municipal de Cultura y los gastos culturales prácticamente eran cero, igual que en deportes. Ahora en ambas áreas los gastos de personal y programaciones son realmente importantes.

-¿Qué le ha dado la perspectiva de los años y de haber estado tanto en el gobierno como en la oposición?

-Si de algo estoy satisfecho es de haber mantenido una actitud tolerante siempre. En el primer mandato, en la oposición, la experiencia fue agradable. Era alcalde Toño, aquí un hombre muy querido, y mantuvimos buena relación. Tanto gobernando como en la oposición estoy satisfecho de haber mantenido una actitud dialogante, tranquila. Nadie puede acusarme de haber sido una persona visceral desde el punto de vista del partido. El hecho es que Cangas de Onís es un municipio con una sociedad conservadora en general y conseguimos mantenernos unos cuantos años en el gobierno.

-¿Qué ha aprendido de su otra dedicación, la enseñanza?

-Siempre me sentí un profesor vocacional, llevé grandes alegrías, me gustó mucho y también me ayudó a mantener esa ilusión el haber tenido un descanso, porque hubiera hecho 42 años y no es lo mismo quien los trabaja de seguido. De la enseñanza me llevo el recuerdo y la relación con mucha gente que fueron alumnos míos, padres, hijos y hasta algún nieto. A veces dices "los alumnos, qué despegados son", pero con que haya alguno que te recuerde y sientas que hay aprecio, me basta, de todos es imposible. Tengo buen recuerdo de la docencia.

-¿Se parecen en algo la política y la enseñanza?

-Las dos son vocacionales. Con una diferencia, en la docencia tratas con gente joven y en política es gente más adulta. Pero coinciden en la capacidad de diálogo y de tratar de resolver problemas. Yo creo que me sirvió la experiencia en la docencia para actuar en política.

-Ambas parecen un poco denostadas en los últimos tiempos, ¿por qué?

-En política es evidente que los acontecimientos de los últimos años con el tema de la corrupción ha provocado una reacción en contra de los ciudadanos, que acaban no creyendo en los políticos. Hay que separar un poco la política municipal y general, porque es verdad que la primera es más cercana y las personas son más queridas o no en función de su evolución en el cargo. En cuanto a la docencia, no pienso que exista tal sentimiento. Si encuentro una diferencia entre mis principios como profesor y la actualidad no es por la docencia, sino por la propia sociedad y educación familiar, que han evolucionado y son distintas. Lo de ahora no es peor, es distinto y cuesta más trabajo enseñar, sobre todo para las gentes que somos mayores. Lo que pienso siempre es que hay que ponerse en el caso de los demás, en la enseñanza y en la política procuro pensar qué es lo que piensa el otro, lo que quiere, para no encerrarme en posiciones firmes e intentar dialogar. El diálogo es el elemento fundamental de todo.

-¿Las recomendaría?

-Yo creo que sí. En las dos hay que tener vocación. En la política, como no estés dispuesto a sacrificar parte de tu tiempo y dedicarlo a la actividad pública, difícilmente podrás tener éxito. Yo no hice nada extraordinario para llegar a la gente, nada más que intentar decir la verdad. Cuando algo se podía hacer lo hacíamos, cuando no, lo explicaba.

-¿Qué le parece el homenaje que un grupo de vecinos le ha organizado para esta noche?

-Es verdad que cuando dejé la Alcaldía hubo ya algunos intentos que frené. Creo que no procedían mientras siguiera en política. Ahora me cogió desprevenido, como pasó tanto tiempo no contaba con ello. La gente que me conoce sabe que no soy amigo de estas cosas, pero también quiero agradecerles que nos juntemos y pasemos un rato agradable. Sientes una satisfacción interna. Por otro lado, como asistí a tantas jubilaciones y tantos homenajes, pienso que ahora me tocó a mí (risas). La mentalidad la sigo teniendo joven.

-¿A qué va a dedicarse ahora?

-Llevo dos años jubilado, y en política, pues casi lo mismo. Ahora dedico el tiempo sobre todo a la vida familiar, con cinco nietos tengo hasta horarios y madrugo a veces. Con unos amigos hacemos algo de huerta y cuando puedo voy al monte, que fue lo que me gustó toda la vida.

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