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El Alcalde que más trota

El regidor de Cangas de Onís, José Manuel González Castro, invirtió 7 horas y 17 minutos en su quinta participación en la Maratón Xtreme "Lagos de Covadonga"

El alcalde cangués, durante la Maratón Xtreme. AINARA / EMM SERIES

El alcalde que más trota se llama José Manuel González Castro y preside el Ayuntamiento de Cangas de Onís desde 2011. Aficionado a las carreras de montaña, el sábado participó por quinta vez en la Maratón Xtreme "Lagos de Covadonga", con 6.000 metros de desnivel acumulado. La falta de tiempo para entrenar, precisamente por las obligaciones del cargo, hizo que se quedara lejos de su mejor marca (6 horas y 38 minutos, el año pasado) y tuvo que conformarse con un registro de 7 horas y 17 minutos.

González Castro pertenece al Grupo de Montaña Peña Santa, de la ciudad canguesa. Siempre practicó deporte, e incluso fue lateral derecho del equipo de fútbol local, el Cánicas Atlético Club, pero resalta con gracia que era "muy chepu a todo"; esto es, "malu, malu". Con 26 años -tiene 34- empezó a correr. En su primera carrera, la media maratón Arriondas-Ribadesella, hizo un tiempo de una hora y 37 minutos, y en su estreno en la "Ruta de la Reconquista", diez minutos menos. Buenos tiempos. Eso le animó a seguir.

Asegura que correr "engancha", "y más por el monte que en asfalto". Su principal problema es la falta de tiempo. Entrenar para una maratón como la Xtreme "Lagos" requiere, como mínimo, cuatro meses de entrenamiento. Él sólo pudo entrenar, "de vez en cuando", desde junio, cinco días a la semana: cuatro de ellos durante dos horas y media, y el quinto, cuatro horas y pico.

"Me gusta correr por la tarde, será una manía, y en invierno anochece demasiado temprano, así que apenas puedo entrenar", señala el regidor, quien se ha prometido a sí mismo intentarlo en los próximos meses para correr "alguna 'San Silvestre'". Destaca que durante las siete horas largas que estuvo corriendo el sábado por la montaña canguesa se le pasó por la cabeza "de todo". "A ratos, cuando entra la flojera y duele todo el cuerpo, te dan ganas de abandonar. Hasta se me pasó por la cabeza hacer trampas, porque conozco un atajo... pero fue sólo un momento", señala el político entre risas.

Asegura que llegó a la meta "echo polvo", pues durante la carrera, por la falta de entrenamiento, le dolieron "las rodillas, los gemelos y la espalda". Pero estaba empeñado en llegar a la meta. "Sólo por vivir los últimos metros, bajando por La Carreterona, hasta llegar a la meta merece la pena todo el sufrimiento. Es una sensación increíble, muy difícil de explicar. Acabar produce una satisfacción enorme. Es un orgullo", indica. "Además, luego puedes contar batallitas todo el año y presumir de haber acabado la Xtreme", destaca el regidor, satisfecho de su proeza, y admirador de quienes son capaces de recorrer los 42 kilómetros y 195 metros de la prueba en menos de cuatro horas y media, como el cabraliego Juan José Somoano o el cangués Víctor Fernández.

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