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A falta de columpios, un avellano

El árbol del parque de Infiesto es el atractivo de los niños, que se encaraman en las ramas y, cuando está de temporada como ahora, lo dejan sin fruto

Un grupo de niños, ayer, junto al avellano del parque del Paseo después de salir del colegio. MARIOLA MENÉNDEZ

El avellano del parque del Paseo de Infiesto es el gran atractivo de los críos. Lo es más que los columpios, que no tienen, y que el tobogan, que les queda pequeño. Su principal juego es encaramarse a él, trepar y mover sus ramas para que caigan, cuando están de temporada como estos días, las avellanas. Éstas son el gran premio, porque a todos les encantan, como no podía ser de otra manera en la capital avellanera asturiana.

El avellano que se encuentra en el centro del parque es el disfrute para los pequeños de todas las edades, desde los más jóvenes con seis o siete años, a los mayores, de once y doce. Todos tienen su hueco en él. Como este mes de septiembre las clases finalizan una hora antes, muchos niños la aprovechan para ir al parque y jugar en el árbol. Y de paso, coger unos frutos secos de aperitivo.

Lucía Calvo dice con gracia que le gusta "porque tiene avellanas y puedes escalar". Su amiga Mar Argüeria disfruta porque también le encantan las avellanas y "porque aquello (señalando a la zona de juegos infantil) es un poco pequeño". Lo mismo opina otra compañera de clase, Nora Peri, que coincide en que el tobogán, el balancín y el sube y baja son para niños de menor edad. Ellas ya tienen siete años. Pelayo Montes igualmente lo tiene claro. Prefiere el avellano "porque es más divertido y hay alturas, que me encantan. Tengo que aprender a escalar". A otra compañera de juegos, Paula Klet, le "gusta mucho escalar". Todos coinciden en que necesitan un parque más adecuado para su edad y hay quien apunta con gracia que "hay que pedirle uno mayor al alcalde". De momento, se tienen que conformar con el árbol.

Lola Montequín ya tiene once años, pero igualmente le priva encaramarse: "Cogemos avellanas, sacudimos el árbol, escalamos, cogemos avellanas... Lo pasamos bien, aunque a veces nos enfadamos por las avellanas". Comparte con el resto de amigos la idea de que este parque "se queda pequeño" y el otro que tienen los niños de Infiesto, el de Xudes, está demasiado a desmano. En lo que se refiere a la zona de juegos infantil del Paseo, Lola Montequín explica resuelta: "Está lleno de niños pequeños". Covadonga Lobeto, una experta escaladora del avellano, reconoce que lo que más le atrae es coger los frutos. Jorge Busta es de los que mayor soltura tiene a la hora de subirse al árbol y uno de los que mejor lo conoce: advierte de que la rama de la derecha no es muy de fiar porque no está en buenas condiciones.

La atracción del avellano crece en esta época, cuando empieza a dar frutos. Son varias las generaciones que se han encaramado a él, un árbol veterano que no pierde el gancho entre los piloñeses.

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