"Es verdaderamente extraordinario poder regresar a las raíces de nuestra familia asturiana". Lo dice el mexicano Antonio del Valle Ruiz, uno de los tantos descendientes de emigrantes que cruzaron el Atlántico en busca de una vida mejor. Su abuelo, el cangués José Antonio del Valle Fernández, logró hace más de un siglo levantar de la nada, con ayuda de su esposa, Julita Talavera, un importante tejido empresarial (con bares de lujo primero y comercio textil después) que Ruiz ha conseguido mantener y ampliar hasta la actualidad. Su historia puede contemplarse en la sala "La emigración: una cultura de empresa" que ayer se inauguró en el Museo de la Emigración de Colombres.

El proyecto muestra la cultura empresarial a través de ejemplos concretos de una veintena de emigrantes y sus descendientes que a lo largo del último año formaron el grupo de apoyo de la Fundación Archivo de Indianos (núcleo del futuro Patronato Internacional). Como novedad introducen el estudio del campo genealógico y de las relaciones de parentesco en el tiempo y a través del contexto social de familias como la del propio Antonio del Valle, que ayer donó al archivo un libro de la memoria familiar.

Desde el principio la iniciativa contó con el apoyo de Ángel Ron, presidente del Banco Popular. El gallego no quiso perderse la oportunidad de participar "por la solidez del planteamiento" y por "justicia". Ron, que ayer estuvo presente en la inauguración de la sala, explicó que el fenómeno de la emigración es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad en su búsqueda por reducir las desigualdades. En el lado positivo valoró el esfuerzo de los empresario emigrante, "que combinando sus habilidades técnicas y sociales supieron integrarse en otras culturas, mantener sus raíces y retornar a su tierra como ejemplo de éxito, esfuerzo y sacrificio para las generaciones actuales", dijo.

Por su parte, el presidente de la Fundación Archivo de Indianos, José Luis García Delgado, hizo hincapié en que el nuevo espacio es sólo un embrión que progresivamente aumentará sus contenidos. Delgado resaltó la labor de la institución "que tiene a su espalda casi 30 años velando por el interés colectivo que es conservar viva la memoria de lo que fue y está siendo el fenómeno migratorio" y auguró un horizonte prometedor para la misma.

Con él coincidía Santiago González, director de la Fundación Archivo de Indianos, que abogó por el museo como un espacio de encuentro. El director explicó durante la inauguración que la nueva sala no sólo trata de recuperar cuanta información sea posible sobre las creaciones empresariales; también busca presentar al público los contextos y condiciones de la llegada de los emigrantes españoles (jóvenes de 15 años con escasa instrucción y sin recursos) a América y los procesos socioculturales que explican el extraordinario éxito alcanzado por éstos.