"Tres destinos unidos por el mismo espíritu viajero". Ese es uno de los eslóganes promocionales de La Travespera, una ruta en Vespas y Lambrettas que cumplió el pasado sábado su tercera edición, con más de 200 participantes afrontando en sus históricas "joyas" los 230 kilómetros de trazado, incluyendo el paso de los puertos de montaña del Pontón, Panderruedas, Pandetrave y San Glorio, por carreteras de las tres comunidades autónomas que aportan terrenos al parque nacional de los Picos de Europa.

Una de las más motos que mayor atención despertó en los prolegómenos de la salida, en la plaza canguesa de Camila Beceña, fue la Vespa modelo 125-N propiedad del cangués Ildefonso Noriega Arquer, fabricada en el año 1954 o 1955. "Me la regaló el piloñés Luis Antonio Azcoitia Argüelles, 'Lele', y la restauré. Costó 16.000 pesetas, todo un dineral en aquellos tiempos", explicó su actual propietario, impulsor de La Travesera junto a Silfredo Terrado e Iván Cardoso, entre otros.

La Travespera se ha consolidado como una actividad dinamizadora del turismo fuera de la considerada temporada alta, ya que cada vez cuenta con más adeptos. Como ejemplo, la nutrida representación llegada en ésta edición desde Portugal, entre los que cabe reseñar a integrantes del Vespa Club Serra Do Açor, de Arganil, y del Vespa Clube de Guimaräes. Eso sí, además, se registró participación procedente de casi todas las comunidades autónomas españolas y, por supuesto, de diversos puntos del Principado de Asturias.

Como es de rigor, la salida "oficial" se dio en los aledaños del puente "romano", con el protocolario corte de cinta a cargo del alcalde, José Manuel González Castro; Agustín García, concejal de Deportes; y Silfredo Terrado, en calidad de organizador. Cada uno de ellos fue agasajado, mientras posaban inmortalizando ese momento, con un culín de sidra escanciado por Miguel Ángel Alonso Fonseca, vestido de aldeano. Mientras, la Agrupación Folclórica "Picos de Europa" ofrecía su buen hacer.