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Los Ramos hacen parroquia en Moru

Más de doscientos vecinos y amigos se reunieron ayer en las escuelas riosellanas para celebrar una fiesta que llevaba más de treinta años en el olvido

Foto de familia de la fiesta de los Ramos, ayer, en les escueles de Moru, en Ribadesella. P. M.

Más de doscientos vecinos y amigos de la parroquia de Moru, en Ribadesella, demostraron ayer que con voluntad y unión vecinal el segundo domingo de octubre puede volver a ser el de la fiesta de los Ramos. Esta celebración llegó a ser muy populosa y relevante y fue decayendo hasta que hace más de treinta años que dejó de hacerse.

El tándem formado por Pablo Casanueva y José Manuel Rosete hizo posible que en les escueles de Moru reinasen ayer la alegría y el compadreo. Contaron con la colaboración de muchos vecinos de la parroquia e invitados, quienes aportaron viandas, música y ganas de pasarlo bien juntos. Tanto Casanueva como Rosete agradecieron su presencia y disfrutaron de ver los Ramos recuperados y con tan buena salud.

Algunos de los asistentes rememoraron cómo era la fiesta antiguamente, cuando "subía el chigre en un carro tirado por vacas y la verbena se celebraba en la bolera de la aldea. Era una fiesta de lo mejor de la zona", relató ayer Rosete, quien guarda ricos detalles de la época. "Los músicos estaban cada uno en un sitio, pues entonces no había altavoces, y tocaban por la perra", prosiguió el vecino antes de aclarar que "por mirar no cobraban". Los mozos generosos les daban una peseta en toda la tarde y era costumbre que los músicos pernoctaran en la casa de algún vecino.

En la época en la que los Ramos estuvieron en alza en Moru se podía escuchar gaita, violín, acordeón y bombo, aunque Maruja Calleja rememora haber asistido a romerías en las que se bailaba "sólo con un violín". La misa se celebró en la iglesia de San Salvador de Moru hasta que el templo románico ardió en la Guerra Civil. Entonces pasó a oficiarse en "el altarín", detrás de las escuelas, en el propio centro educativo e incluso bajo el hórreo de la casa de José Manuel Rosete, como él mismo describió ayer.

Música asturiana

Tras la ceremonia religiosa los vecinos iban a casa a comer y rápidamente subían al baile que se celebraba en el prau de la iglesia. Después tocaba cenar y reponer fuerzas para ir a la verbena, que duraba en la bolera del pueblo hasta las dos o las tres de la mañana. Calleja asegura no recordar mucho de aquellos Ramos, "sólo de pasarlo muy bien y venir mucha gente", apunta. En la fiesta de ayer también hubo música y tanto Rosete como Casanueva creen que la apuesta por los sonidos asturianos influyó en parte en el éxito de la convocatoria. Sonaron la gaita de Pedro Pangua y el tambor de Marina Pangua, además de la tonada de Celestino Rozada y los temas tradicionales que Xosé Ambás y Ramsés Ilesies interpretaron después de comer. No faltaron los bailes, incluso los agarrados, y de los más folclóricos se encargaron algunos miembros del grupo local "El Corveru", a quienes los organizadores agradecieron la presencia.

Entre los asistentes a la fiesta estaba Henar Ortiz, tía de la reina Letizia -cuya madre, Menchu Álvarez del Valle, reside en Sardéu- quien disfrutó del ambiente y de la soleada jornada.

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