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La falta de limpieza del alcantarillado, causa de las inundaciones en La Franca

Los operarios limpiarán los sumideros de la autovía, que se taponan cada vez que llueve afectando a una casa centenaria

Un problema de mantenimiento de la obra de la autovía del Cantábrico. A eso achacan el Ayuntamiento de Ribadedeva y técnicos expertos en la materia los problemas denunciados por una vecina de la localidad de La Franca que sufre inundaciones en su vivienda ubicada en el barrio de las Arenas cada vez que llueve con fuerza. La casa está a escasos cien metros de una de las dos rotondas construidas en este pueblo por las obras de la autovía, para conectar la A-8 con la carretera nacional 634.

El alcalde de Ribadedeva, Jesús Bordás, acompañado de técnicos municipales, estuvo el pasado martes en la vivienda. Tras una primera inspección concluyeron que el problema de las inundaciones en este inmueble centenario es consecuencia del taponamiento de un sumidero que pasa junto a la vivienda, construido durante las obras de la autovía para canalizar el agua. A similares conclusiones llegaron técnicos de mantenimiento de este tramo de la transcantábrica que en la jornada de ayer visitaron la zona. En la jornada de hoy está previsto que se comiencen a limpiar las canalizaciones.

"Se trata de un problema de mantenimiento en las tuberías de conducción de las aguas pluviales que se intentará solucionar a la mayor brevedad posible", aseguró ayer al mediodía el regidor ribadedevense. En el Ayuntamiento insisten en que ya se han puesto manos a la obra para intentar cortar de raíz este asunto. "Trabajaremos por el bienestar de todos y cada uno de los vecinos del concejo", subrayó el regidor socialista.

María del Carmen Mirón Gómez sufrió el pasado lunes por la mañana una nueva inundación en su vivienda. La tercera, según asegura, en los últimos tiempos. El agua entró en su domicilio sin que nada pudiese hacer para impedirlo. El recibidor, la cocina, una sala de estar y una habitación, estancias todas ellas situadas en la planta baja de la vivienda, fueron los lugares afectados por el suceso.

Fue necesaria la presencia de bomberos para achicar el agua que llegó a superar con holgura los treinta centímetros de altura. La casa, con más de cien años de historia, jamás había sufrido problemas de inundaciones, según asegura la propietaria. Unas inundaciones que se repiten cada vez que la lluvia arrecia con fuerza desde que las obras de la autovía del Cantábrico a su paso por la Franca se dieron por concluidas.

"Voy a seguir luchando por mí casa. Es una pena que se inunde. Tengo muebles antiguos dentro y temo que se me puedan estropear con todo esto", dijo. Mirón Gómez espera que tras la limpieza de las canalizaciones los problemas terminen. "El lunes la carretera parecía una cascada. Yo seguiré vigilante para que no vuelva a ocurrir. El miedo a que la casa se me vuelva a inundar sigue ahí", indicó ayer la afectada mientras terminaba con las labores de limpieza de su hogar y quitaba el barro de la vivienda.

Advierte de que, en caso de que los problemas no se corten de raíz con la limpieza del alcantarillado seguirá luchando "por defender lo que es mío ante el Ministerio de Fomento y ante quien haga falta".

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