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Belbín mima el gamonéu

"Fue una faena no tener leche de oveja porque esa grasina le da un sabor muy especial", asegura Cándido Asprón, ganador absoluto del certamen de Onís

Cándido Asprón, con algunos de sus quesos ayer en Cangas. C. CORTE

Contento porque supone un gran prestigio. Así se encuentra el quesero Cándido Asprón Asprón tras proclamarse vencedor absoluto en el 36º. Certamen del gamonéu que el domingo se celebró en Benia de Onís. La pieza ganadora, elaborada por Asprón en la majada de Belbín (Onís), se vendió por 2.600 euros.

Asprón sabía que no tenía fácil ganar, pero lo consiguió. Y es que la rotura de un tendón de su brazo derecho le obligó a comienzos de temporada a deshacerse de las ovejas y a subir al puertu sólo con 30 cabras y 7 vacas. "Fue una faena no tener leche de oveja porque esa grasina da un saborín muy especial. La idea es hacerlo con tres leches, pero como me vi solo y lesionado pensé que igual era mucho para mí", cuenta. Pero al final sacó adelante la producción, que superó los 900 kilos.

Asegura que sin la ayuda de Tomás González, fontanero madrileño que participó en el programa de la Escuela de Pastores, no hubiera sido posible finalizar con éxito la temporada. "Él y el exalumno Nel Cañedo fueron fundamentales; si llego a saber que iban a funcionar tan bien no me hubiera deshecho de las ovejas", cuenta Asprón. Con sólo 12 años hizo su primer queso en la majada de Les Fuentes bajo la supervisión de Constante, el mayor de los once hermanos, y tras varios años buscándose la vida incluso en el extranjero -trabajó seis años en Venezuela- decidió volver en el 2000 al oficio que aunaba sus gustos: montaña, animales y soledad.

Lo hizo primero en Les Fuentes hasta que bajó a Belbín en 2005. Allí trabajó un par de años en su cabaña hasta que le dieron la concesión durante una década de una quesería pública, de donde salió la pieza del puertu que el domingo conquistó al jurado en Benia. Pero no fue su único triunfo. Desde la pasada primavera asentó una quesería de gamonéu en Bobia, que le valió un cuarto puesto en la variedad del valle. "Lo hice para aprovechar la leche de primavera, de abril y mayo, antes de que los animales suban al puerto", comenta Aprón, único quesero que concursó en Onís en ambas modalidades: valle y puertu.

El pastor, que ya se hizo con el premio absoluto de Onís hace un par de años, tiene claro el secreto de su éxito: la calidad de la leche, la limpieza en el manejo y la maduración. En esta última pone Asprón especial mimo. La pieza ganadora del certamen, de cinco kilos de peso, hecha con un 60 por ciento de leche de vaca y un 40 por ciento de cabra, estuvo cuatro meses en la cueva del Gatu, en Onís, a una temperatura media de ocho grados y con una humedad cercana al 90 por ciento. Aunque suponga mayor esfuerzo -la cueva está en el monte, a 12 metros de profundidad- también sube a madurar allí sus primeros ejemplares del valle. "Probé en Cueva Oscura, pero cogen ácaros y no quedan igual", confiesa el quesero, que pide más promoción para la variedad del valle, a la que augura un futuro prometedor. "La producción del puerto es muy limitada -se elabora de junio a octubre- y ya la tienes toda prácticamente vendida pero la del valle puede seguir creciendo" explica.

Ataques del lobo

Como la mayoría de los pastores, entre los principales problemas a los que se enfrenta a diario están los ataques del lobo. "Debería estar más controlado en zonas donde se hace queso", reflexiona, a la par que hace autocrítica. "No podemos echar toda la culpa al cánido, hay que espabilar y no acomodarse, y dar ayudas a los chavales que empiezan", asegura.

Llevar el agua corriente a majadas como la de Soñín, para que allí se puedan establecer nuevos elaboradores, como su hermano Alberto o el propio Cañedo, son a su juicio necesidades urgentes. Como también lo es acondicionar los 860 metros de pista de acceso rodado hasta la vega de Las Mantegas, lo que evitaría a los pastores de Onís tener que dar un rodeo kilométrico por Covadonga y los Lagos para acceder al puertu.

Asprón es partidario de que el consejo regulador de la denominación de origen (DOP) gamonéu, ahora en manos de una gestora, pase a estar gestionado "por alguien que conozca bien las problemáticas que nos aquejan". Consciente de que los elaboradores en activo "andan muy liados y a tope de trabajo", aboga porque ocupe la presidencia algun experto jubilado.

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