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Los lastrinos denuncian "ríos de agua" en sus casas tras el asfaltado de las calles

El problema de la mala canalización cuando llueve afecta al colegio, lleno de humedades, al barrio del Piqueru y a parte del casco histórico

Los lastrinos denuncian "ríos de agua" en sus casas tras el asfaltado de las calles

Un río dentro de casa. Esto es, literalmente, lo que tienen varios vecinos de Lastres que, tras el asfaltado de las calles, ven cómo las aguas pluviales discurren por el interior de sus viviendas. El problema existe desde hace varios años -en algunos casos cinco- entre el barrio de El Piqueru y la calle San Antonio, aunque también afecta a casas del casco histórico.

No todas las obras de asfaltado y mejoras en los viales se ejecutaron al mismo tiempo, pero los afectados sí saben que los problemas vienen desde que se realizó la más cercana en cada caso y se agravan cuando llueve con intensidad. Creen que los caminos que había antes, de cantos rodados y con una inclinación hacia el centro para canalizar el agua, respetaban el curso natural de las pluviales, cosa que no ha hecho el asfalto, sobre el que se deslizan sin escapatoria hasta entrar en las casas. Han trasladado el problema al Ayuntamiento, donde no les ofrecen solución, y han optado por canalizar el agua para que, por lo menos, no anegue sus viviendas, pero el perjuicio de vivir entre ríos, charcos y humedad sigue ahí.

Es el caso de Amparo Castielles, por cuya bodega se filtra tanta agua que tuvo que disponer una hilera de ladrillos para contenerla. "Cuando llueve es un río", describe la vecina. Además de lo insalubre e incómodo de la situación, los lastrinos temen que pueda suceder algo parecido a lo que pasó en El Cantu en los años ochenta, cuando las casas de La Camperina fueron sepultadas por un terreno que argayó. A aquellos vecinos les dio tiempo a salir porque era mediodía, pero quién sabe lo que podría pasar si alguna de las fincas de El Piqueru que ahora están empapadas de agua se deslizan sobre la calle San Antonio.

Casielles tiene ahora mucha más humedad en las paredes de su bodega y el agua que se filtra por ellas no se detiene ahí, sino que sigue calle abajo. En la casa de enfrente, el edificio de los hermanos Suárez Rivero -en la que nació el matemático Pedrayes- parece que han pintado las paredes del sótano de varios tonos de verde. Pero no es pintura, es el agua que se filtra por las paredes y que también se acumula en el suelo, formando charcos.

De charcos también saben algo en el colegio Matemático Pedrayes, donde a principios de año levantaron el suelo para cambiarlo y encontraron el motivo de que pudriera el anterior. Ahora tienen más de cuatro capas de aislamiento, pero "las manchas de humedad siguen saliendo justo donde estaban los charcos", explica Lidya Granda, la directora, quien tuvo que tirar varias estanterías porque, como el suelo, se deterioraron por la humedad. Algunos vecinos se han gastado miles de euros en canalizar el agua que les entra en casa -algunos hasta dos veces- y en reponer los suelos estropeados por la humedad. Entre los afectados hay quien se lo toma con humor y duda entre tapar la canalización o dejarla vista para, por lo menos, entretenerse viendo cómo pasa el agua.

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