"La gente está preocupada, pero creo que puede aguantar", señaló ayer el párroco de las Peñamelleras, César Acuña, al ser preguntado por la situación de la iglesia de Trescares, que presenta daños estructurales y en la que se pueden ver enormes grietas, tanto en el interior como en el exterior. Según el sacerdote, que tomó posesión de la parroquia hace dos meses, es un problema de cimentación. Pese a ello, sigue celebrando misa en el templo. "El techo no caería encima de los feligreses, sino del cura", señaló entre risas. "Hay una zona peligrosa pero hasta ahora, gracias a Dios, no ha ocurrido nada", dijo.

Acuña es optimista: cree que la iglesia puede aguantar, lo que no sabe es "hasta cuándo". Pero ve "complicado" hallar una solución. Sobre todo porque Trescares es "un pueblo pequeño" y reparar la iglesia costaría mucho dinero. "La solución no pasa por arreglar los desperfectos existentes pues se trata de un problema de cimentación", señaló.

El anterior párroco, Pablo Gato, había contactado con un aparejador para buscar una salida. César Acuña aún no ha hablado con el Arzobispado sobre el asunto. En las próximas semanas hará un informe al respecto.

La alcaldesa de Peñamellera Alta, Rosa Domínguez de Posada, subrayó que en este caso no cabe ayuda económica por parte del Ayuntamiento, entre otras razones, por la escasa capacidad municipal. Ha ofrecido la casa concejo para guardar los enseres del templo y la escuela local para celebrar los oficios religiosos. Se cuenta entre las personas que han decidido no entrar en la iglesia por temor a un derrumbe.