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Un otoño "bárbaro" en el puerto

Las buenas condiciones climáticas permitieron a los ganaderos mantener un par de semanas más a los animales en los pastos comunales de Covadonga

Belén González con el ganado de Mari Carmen Concha Suero, a su paso por Covadonga. CRISTINA CORTE

"Con tantas prohibiciones el parque nacional de los Picos de Europa se va a pique". Es la conclusión a la que llega Mari Carmen Concha Suero, quesera de Llabra. Tras un comienzo de otoño "bárbaro", que permitió tener al ganado en los pastos comunales de la montaña de Covadonga un par de semanas más de lo previsto, ayer tocó devolver el rebaño a las cuadras. El motivo: la previsión de temporal y la falta de alimento arriba.

Las razones por las que el parque "se va a pique" también las aclara, son dos fundamentalmente: la creciente cantidad de lobos y de matorral y las estrictas normas del parque. La pastora ya no sube el ganado que utiliza para producir las tres leches -cabra, oveja y vaca- con las que elabora el queso de Gamonéu por miedo a los ataques del cánido, por eso ayer sólo trajo de vuelta 36 reses de carne, concretamente asturiana de montaña.

"Si se te escapan es una desgracia porque cuesta encontrarlas y correr detrás de ellas entre tanto matorral. Ovejas y cabras desbrozaban de manera natural los peores matorrales pero ya no suben y tampoco dejan meter cerilla a las cotoyas como cuando yo era guaja, que sí se podía", esgrimió, antes de dirigir el ganado desde Las Mestas hasta Llabra a primera hora para evitar el denso tráfico de la carretera de Covadonga. "Como haya un incendio natural va a ser muy gorda porque arde todo el monte que está lleno de maleza", advierte. Aún así hace un balance positivo de la temporada estival porque no perdió ningún animal este año.

Quien sí se llevó algún susto fue la quesera de Gumartini Covadonga Fernández, que bajó su ganado el pasado viernes y sus 90 vacas y otro centenar de ovejas y cabras ya descansan en los invernales de Intriago. "A mediados de julio nos mató una oveja y nos atacó un carneru y tenemos dos cabras desaparecidas. Al ir a buscarlas para bajar encontramos una toda llagada por la oreja y la nalga por el ataque de los lobos", dijo. Asegura que mientras haya lobos los jóvenes no querrán incorporarse al campo, donde la vida es ya de por sí dura y por eso alega que, a falta de relevo generacional, al gamonéu que ella elabora en el puertu "le quedan cuatro telediarios si no se hace algo". A pesar de la seca de junio y julio afirma que fue una buena temporada gracias al tiempo de otoño. "El queso no quiere el calor y arriba no hay aire acondicionado pero aún así la calidad este año fue muy buena", celebró. En total este año 201 ganaderos de Cangas solicitaron licencias para los pastos comunales de la montaña de Covadonga, que sumaron 6.012 reses, 194 menos que en 2014. De estos animales 3.988 fueron vacas, 131 toros, 423 ovejas y 251 cabras.

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