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Un neozelandés y una británica compran la península de Borizu, en Llanes, tras fracasar un uso público

El matrimonio, que vive entre Nueva Zelanda y Europa, prevé rehabilitar las casas de la finca y pasar temporadas en la zona, que conoció este verano

Vista aérea de la península de Borizu, en el centro de la imagen. LNE

La península de Borizu ha cambiado de manos. El hasta ahora propietario de este paradisíaco rincón de la costa asturiana, el empresario ovetense Alberto Delgado, ha cerrado la operación que ha dejado esta auténtica "joya" del Cantábrico, situada en Celoriu (Llanes), en manos de un matrimonio formado por un neozelandés y una británica. No ha trascendido el importe de la compraventa, pero sí que los nuevos dueños planean rehabilitar las casas existentes y pasar temporadas en Borizu, uno de los parajes más espectaculares del norte de España, pues guarda en su interior playas, acantilados y praderías, y ofrece vistas extraordinarias a toda la costa oriental y a las sierras cercanas.

Los propietarios, ambos prejubilados, suelen pasar la mitad del año en Nueva Zelanda y la otra en Europa, aprovechando los veranos de ambos hemisferios. Tienen varias residencias por todo el mundo. Visitaron Borizu este verano.

Alberto Delgado, pariente de Tomás Vázquez Azpiri, la primera persona que concibió Borizu como una única propiedad y que fue adquiriendo las fincas allí existentes, admitió ayer que la venta le produce "un poco de pena" por esos vínculos familiares, pero añadió que es un hombre "práctico" y que se ha desprendido de la finca porque allí, por las restricciones urbanísticas existentes, no pudo construir la casa que deseaba y porque no quería tener la propiedad "parada por más tiempo".

Los compradores se pusieron en contacto con el vendedor a través de Miriam Malga, de la agencia Asturian Property, que trabaja tanto en el Reino Unido como en España. El empresario ovetense ha explicado al matrimonio las singularidades de la propiedad, que tiene 90.000 metros cuadrados de superficie y cuenta con tres edificaciones: la vivienda principal, de 245 metros cuadrados; la casa de invitados, de 65 metros cuadrados, y una cabaña, de 105 metros cuadrados. Los compradores saben, por lo tanto que son edificaciones antiguas, construidas hace más de medio siglo, y que se pueden rehabilitar de forma inmediata, pues están en regla todos los permisos y escrituras, incluidos los de primera edificación. Y también que buena parte de la finca está afectada por la Ley de Costas y que por lo tanto debe salvaguardarse la zona de servidumbre de protección, con paso franco para el público en general, pero que sí está permitida la construcción de todo tipo de instalaciones deportivas descubiertas, como canchas de tenis o de pádel, y piscinas.

Alberto Delgado aseguró ayer que el dinero no ha supuesto problema alguno a la hora de cerrar la operación. "Lo resolvimos en cinco minutos". El empresario ovetense siempre había antepuesto el destino de la finca al aspecto económico. Por eso, tras descartar la posibilidad de construir allí su residencia celoriana, intentó en un primer momento que una fundación o un organismo público se hicieran con la propiedad.

De ahí que Alberto Delgado, que había adquirido la península de Borizu en marzo de 2003 al banquero asturiano Pedro Masavéu Peterson, intentara durante un tiempo vender la finca al Ministerio de Fomento, que había anunciado su deseo de hacerse con esta propiedad y otras del litoral español de alto interés ambiental, cultural o paisajístico (por ejemplo, la de San Antolín de Bedón, en Naves de Llanes) mediante acuerdos de compraventa con los propietarios.

Delgado aspiraba a que el Estado abriera la finca al público; por eso negociar con Fomento fue su prioridad y por ello estaba dispuesto a vender más barato que a un particular.

Aquellas negociaciones estuvieron a punto de fructificar, pero la crisis económica acabó dando al traste con el acuerdo. A la vista de que, a medio plazo, el Estado no adquiriría la finca debido a los problemas económicos que afectan al erario, el empresario ovetense optó por ofrecer Borizu a posibles compradores privados.

La siguiente opción para vender la península celoriana que sopesó Alberto Delgado fue una propuesta impulsada por el multimillonario asturmexicano Manuel Arango Arias, que ha adquirido ya varios parajes naturales de elevado interés paisajístico para luego cederlos al Estado con la condición de convertirlos en parques naturales.

Delgado y Arango llegaron a firmar un acuerdo por el que el ovetense se comprometió a no vender la península durante un período de tiempo. El proyecto de Arango, en el que también participaba un grupo de empresarios originarios de Asturias, señalaba como objetivo crear una fundación con sede en la península celoriana, con la que se pretendían acometer distintos tipos de estudios relacionados con el entorno. Este fue el único proyecto en el que el hasta ahora propietario se involucró personalmente y sin intermediarios. Finalmente, la operación no cuajó y Alberto Delgado retomó la venta orientada a particulares.

El empresario ovetense había ofertado la propiedad en varias agencias. En este sentido, ayer quiso agradecer la "labor de difusión" que realizaron Fernando Santos, de Inmobiliaria Paraíso Asturias, y Borja Cue, de Veri Corral Inmobiliaria, aunque finalmente la venta se cerró con otros intermediarios.

La finca de Borizu, ubicada en un lugar privilegiado y utilizada en múltiples ocasiones como escenario de grabación de películas, había sido adquirida por Delgado, entre otras razones, porque fue propiedad, a mediados del siglo pasado, del ya citado farmacéutico Tomás Vázquez Azpiri. En Borizu se registró una de las correrías del célebre maquis Bernabé, pues allí secuestró al hijo del boticario, conocido como "don Tomás" y casado con Manuela Fernández, "doña Manolita". Vázquez vendió la península al empresario catalán Luis Prat. A mediados de los años ochenta del siglo pasado, Prat se la vendió a Masavéu.

Es un lugar ideal para el paseo, que incluye lugares de imponente belleza, como la conocida "cara de Cristo" y acantilados con vistas a Celoriu y Barru, a las sierras del Cuera y el Sueve, y a toda la costa oriental. La belleza de Borizu ha atraído a personas como el director de cine ovetense Gonzalo Suárez. Allí grabó "Aoom", en 1970, y regresó de nuevo, 35 años después, para rodar "El genio tranquilo".

La península está flanqueada por las playas de Borizu y Troenzo y guarda en su interior una tercera, la de La Tayada, visitada en ocasiones por nudistas. Los tres son arenales inmensos, libres de piedras.

A la finca se llega por la carretera que une Celoriu y Barru (Lln-19); después de la playa de Borizu y justo antes del camping de Troenzo hay un camino de un centenar de metros que conduce a la península.

La finca está cerrada por un muro y una gran portilla, pero hay una entrada peatonal en el extremo oeste. Aunque la finca es privada, la entrada, a pie, es libre por el borde litoral, puesto que forma parte de la zona de servidumbre de Costas.

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