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Ponga, el paraíso escondido y partido en dos

El concejo vive una fractura social, de la que aparentemente sólo escapan los jóvenes, en torno al exalcalde Cándido Vega, que suscita adhesiones y rechazos por igual

Ponga, el paraíso escondido y partido en dos

Los dirigentes municipales de Ponga ya han elegido el futuro eslogan para promocionar el concejo: "un paraíso escondido". Y olvidado, según muchos vecinos. Y hasta supuestamente esquilmado, según el nuevo equipo de gobierno, en el que se han dado la mano PSOE y PP, pues se han hallado indicios de que los anteriores ejecutivos, controlados por el forista Cándido Vega, pudieron realizar pagos y ejecutar proyectos al margen de la ley, dejando tras de sí un Ayuntamiento en quiebra. Escondido, olvidado, supuestamente esquilmado... y dividido, literalmente partido en dos, pues vive una auténtica fractura social, de la que, aparentemente, sólo escapan los jóvenes, que en su mayoría aseguran que "pasan" del embrollo político local.

El enfrentamiento gira en torno al que fuera alcalde de 2007 a 2011, Cándido Vega, condenado a siete años de inhabilitación por los delitos de prevaricación, desobediencia y contra los recursos naturales y el medio ambiente, tras ordenar la construcción de varias pistas sin permiso en el parque natural que ocupa todo el concejo. Su figura suscita sentimientos encontrados, desde adhesiones inquebrantables hasta rechazos frontales, pasando por profundas decepciones, tras desvelarse algunas de las supuestas irregularidades que cometió. La inmensa mayoría prefiere guardar silencio. Nadie quiere "líos".

La llegada al poder de Cándido Vega tiene mucho que ver con el concejo que encontró: paralizado y con una sensación generalizada de marginación y abandono por parte de las autoridades. ¿Cómo se hundió un concejo que en el siglo XVIII se contaba entre los más ricos de la zona, gracias a sus recursos naturales, la agricultura, la ganadería, la madera y la ferrería? El profesor Ángel Mato explica que un cambio en la red de carreteras fue "determinante". Cuando, hace más de un siglo, el Estado decidió construir una carretera de Ribadesella a Sahagún de Campos todo indicaba que discurriría por Ventaniella (Ponga), pues era la vía más fácil, barata y directa a León. Pero el Gobierno español optó por el puerto del Pontón, por Amieva y Sajambre, lo que dejó a Ponga convertido en un "fondo de saco" y durante décadas el concejo de Ponga quedó estancado.

Hasta que llegó Cándido Vega, quien, tras vivir muchos años fuera del concejo, regresaba con ímpetu arrollador y unas ideas nunca antes oídas en Ponga, como pagar a parejas foráneas con hijos para que fueran a vivir al despoblado concejo (menos de 700 habitantes, cuando llegó a superar los 3.000). Sus promesas -salida a Castilla por Ventaniella, alumbrados, carreteras, pistas...- lo llevaron al poder. "Fue el alcalde del hormigón y el cemento", señaló Mato, "pero creyó que la ley no existía para él porque lo habían votado los vecinos", añadió.

Su condena generó una enorme indignación entre muchos vecinos porque "fue castigado por arreglar caminos mientras en España imperaba la corrupción", indicó Mato. Luego llegó su "huída hacia adelante", que lo ha convertido a ojos sus seguidores en un "chivo expiatorio". Otros, en cambio, han caído en la decepción, al ver que, una vez más, resultaba imposible despertar a Ponga del letargo. Y otros apuntan que al fin se ha destapado la verdad: "sólo es un vendedor de humo; eso sí, muy bueno", apuntó el hostelero Tomás Santos.

Los jóvenes John González Parodi (26 años), los hermanos Javier y Sergio Fernández Álvarez (17 y 26 años, respectivamente), y Andrés Fernández Fernández (34) quieren vivir en Ponga, pero lo ven "complicado" por la "falta de oportunidades". Aseguran que "pasan" del enfrentamiento político que vive el concejo, que les parece "ridículo". Coinciden en que no se explotan debidamente los recursos locales. Han estudiado Formación Profesional, en ramas como electricidad, soldadura, carpintería y refrigeración y calefacción, pero no hallan salida laboral y están "a lo que cae". Destacan que buena parte de las familias del concejo vive gracias a las jubilaciones y creen que el parque natural debe ser un motor. Apuntan que podría crearse, por ejemplo, "un retén de incendios, una cuadrilla para recoger la madera muerta y entregarla a los vecinos...". Pero "sólo conocimos la crisis y nadie nos da esperanzas. A nuestra generación no se le dio ninguna oportunidad", señala Sergio.

El presidente de la parroquia rural de Sobrefoz, Amador Sánchez (Foro), aboga por mirar adelante y superar el actual enfrentamiento, "que está dividiendo a los vecinos". Cree que hacen falta viviendas sociales para que los jóvenes no emigren, y publicitar el concejo en todos los foros turísticos. "Este es el rincón olvidado del paraíso", indicó.

El carpintero y empleado municipal Javier Rodríguez Gallinar era uno de los pocos vecinos que tenía fe en el parque natural. La ha perdido, porque no ha funcionado. Espesimista porque los ponguetos se limitan "a resistir" y porque "falta juventud e iniciativa". Ve a los vecinos "decepcionados de todo" en materia política, tras el fracaso de Vega.

El envejecimiento es, según Elisa Neila, responsable del centro de interpretación del parque, una de las causas por las que el concejo que no acaba de arrancar. "Hay pocas oportunidades para la gente joven. Hace falta un empuje, porque el potencial es enorme", indicó Neila, quien abogó por explotar los recursos locales (matanza, recogida de manzana y castaña, micología...), aprovechando que hay mucha gente que busca "experiencias e impregnarse de la zona que visita".

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