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El caso de la pareja canguesa es el cuarto similar en el último año

El caso del matrimonio de Cangas de Onís formado por Raúl Nava y Pilita Meana, fallecidos esta semana con apenas un día de diferencia tras pasar prácticamente toda la vida juntos, es llamativo, pero no es el único del que se tiene constancia en Asturias. En el último año se han producido, que se conozca, hasta tres episodios más similares.

Uno es el del matrimonio piloñés de Fernando Estrada y María Dolores Collar. Fallecieron hace casi un año, a los 85 y 81 años, respectivamente, después de casi seis décadas casados; y lo hicieron el mismo día y a la misma hora, en la madrugada del viernes 28 de noviembre. Su caso es más singular si cabe, pues estaban separados por 44 kilómetros (él, en el hospital, en Oviedo; ella, en una residencia de Infiesto). Tanto familiares y vecinos quisieron ver una señal del amor y fidelidad que se profesaron toda su vida.

A principios de febrero de este año se supo de la muerte, en Tineo, de la pareja de Covadonga González y Alonso Suárez. Ambos habían estado casado 69 años. Y diez días después, también en febrero, fallecieron en Valdesoto (Siero) José García y Celerina Ania: ambos tenían 88 años y habían nacido con apenas un mes de diferencia en la parroquia sierense, donde pasaron 60 años de feliz matrimonio.

La sucesión de la muerte entre dos seres queridos, si poco usual, se puede explicar en el caso de dos personas mayores por el propio duelo, según los expertos. Haber pasado tantos años de convivencia, explican, dificulta que uno de ellos afronte la desaparición del otro, a lo que en determinados casos se añaden las enfermedades propias de edades avanzadas. Los factores psicológicos agravan el deterioro físico, explican los especialistas.

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