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Colunga prohíbe jugar a la pelota

Los jóvenes no tienen dónde practicar el fútbol tras el veto en la plaza del Monumento "En la cancha las porterías son pequeñas, de hockey", se quejan

Por la izquierda, Mateo Álvarez, Francisco Braña, Darío Cristóbal, Pablo Pedrayes y Miguel Loredo en la plaza del Monumento. P. M.

A día de hoy, los colungueses de entre seis y dieciséis años no tienen dónde jugar un partido de fútbol sin pagar. La prohibición del Ayuntamiento de que lo hagan en la plaza del Monumento y la disposición de la cancha del parque para el hockey dejan a los jóvenes sin un espacio para practicar su deporte favorito.

"En la cancha detrás de la iglesia las porterías son muy pequeñas, son de hockey, y para jugar al fútbol no valen", explica Mateo Álvarez, de 11 años, quien añade que "el que se pone de portero o juega de rodillas o cero-cero".

Acostumbran a jugar cuando salen por Colunga a dar una vuelta y hasta hace un año aproximadamente adaptaban la plaza del Monumento para hacerlo. Una portería estaba entre las columnas de los soportales que hay frente a varios establecimientos comerciales y la otra estaba delimitada por una papelera y una chaqueta de los propios jugadores.

Se llegaban a jugar diez, doce jugadores y "a veces hasta los mayores", sobre todo "los domingos después de misa", apunta Miguel Loredo. En los días libres, por las tardes o cuando celebraban un cumpleaños cerca de la plaza no fallaba el partido de fútbol.

Pero hubo quejas vecinales e incluso una recogida de firmas y el juego se acabó. Así lo marcan dos carteles colocados en el muro de la plaza, que rezan "Prohibido jugar a la pelota".

Desde entonces en la plaza sólo se sientan a comer pipas y si quieren jugar al fútbol tienen dos opciones: saltar el muro del colegio Braulio Vigón para hacerlo en sus instalaciones o pagar unos diez euros para alquilar la cancha del polideportivo, que es municipal pero cuya gestión lleva una empresa privada. En el primer caso no siempre tienen que saltar. "A veces cuando están las limpiadoras la dejan abierta y podemos pasar", relatan los chicos, quienes ya han fichado a una trabajadora "que cierra la puerta", obligándoles a sortear la verja. En el segundo y dado que no tienen solvencia económica, los jóvenes piden dinero a sus padres para pagar la cancha, pero demandan poder jugar en un espacio adaptado para el fútbol y sin tener que rascarse los bolsillos.

El fútbol es el deporte que más les gusta, aunque también andan en bicicleta o juegan al baloncesto, deporte para el que sí está adaptada la cancha detrás de la iglesia parroquial. El balompié es el rey también entre los más pequeños, pues este año se ha creado un equipo de cuatro y cinco años en el colegio.

Al margen de esta disciplina, los jóvenes de Colunga echan en falta un lugar de esparcimiento en la villa. Además del parque detrás de la iglesia y del parque El Sueve, que consta de un tobogán, un columpio y varios juegos de muelle pero sin espacio libre, sólo disponen de lo que ellos mismos llaman "el parque de les piedres", pues el suelo es de grijo y la instalación está sin adaptar para que pueda ser usada por niños.

El equipo de gobierno se ha comprometido a estudiar las propuestas que surjan desde el instituto de Luces para adaptar algún espacio de la villa de forma que pueda ser usado por los niños y jóvenes. Así lo anunció la portavoz socialista, Sandra Cuesta, durante el último pleno y tras una denuncia del PP sobre esta carencia de la capital del concejo.

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