A Melchor, Gaspar y Baltasar les ha salido una dura competencia en Cangas de Onís, donde 350 voluntarios participaron ayer en la I Ruta solidaria del Rey Mago hacia Covadonga con el objetivo de que ningún niño de la región se quede sin juguetes estas Navidades. La idea de aunar deporte y solidaridad se les ocurrió hace un mes a Alejandro García, César Bouza, Felipe Díaz y Javier Menéndez, vecinos de Gijón, Oviedo y Salinas respectivamente, aunque reconocen que "ni de lejos" esperaban tanto poder de convocatoria.

"Se nos ocurrió que cada participantes portara durante los 10 kilómetros del recorrido los juguetes nuevos o en buen estado que querían donar para simbolizar el esfuerzo que las familias hacen en estas fechas", explican. "Tuvimos que cerrar las inscripciones para que la organización no se nos fuera de las manos, pero la idea es que la cita se convierta en un clásico y que cada vez se sume más gente", dicen.

Todos los juguetes serán donados a la ONG gijonesa "Ningún niño sin cenar", entidad sin ánimo de lucro que ayuda con alimentos y ropa a familias que pasan apuros económicos. Por su parte, los 10 euros que cada participante aportó para la inscripción irán a parar a la Asociación de familias de niños con cáncer del Principado de Asturias "Galbán" y a la Asociación española de niños con trasplante multivisceral y afectados de fallo intestinal y nutrición parenteral (NUPA). De esta última forma parte el ovetense Lucas Tartiere, que con 11 años consiguió movilizar a familiares y amigos para echar una mano a los Reyes Magos. "Lo importante es estar todos juntos, no tanto lo que traigan", asegura.

Algunos como el llanisco Javier García se saltaron el protocolo y optaron por aportar árboles de Navidad. "Cada bola contiene un regalo", explica el joven. Aunque el premio al Rey Mago más original recayó en Felipe Díaz, que cambió el tradicional saco por un trabajado avión de cartón para llevar peluches a Covadonga. "La cita permite compartir con los más desfavorecidos, pasárselo bien y hacer un poco de deporte, no se puede pedir más", dijo antes de recibir su medalla. Por su parte, la Reina Maga más solidaria fue Laura Fernández, vecina de Navia que con ayuda de varios amigos consiguió llenar hasta 10 sacos de regalos y llevarlos al Real Sitio, donde todos los participantes fueron recibidos por el abad, Juan José Tuñón Escalada, que recordó que "hay que ser solidarios todo el año".

Muñecas, libros y cochecitos fueron algunos de los artilugios donados por los ovetenses Jorge Reguero, Manuel Álvarez, Juan Martínez y Emilia Fernández, que se animaron a participar "porque es una iniciativa creativa y con muchos valores". Con ellos coincide el gijonés Eduardo Martín, que convenció a sus amigos Guillermo Canteli, Silvia Costoya y Beatriz Fernández para participar. "Nos gusta el senderismo, así que la caminata no supone gran esfuerzo y encima ayudas a mucha gente", contaron mientras cargaban sus sacos con puzles y películas. Lo mismo opina Alicia Martínez, que acudió acompañada por sus amigas del colegio de Meres y que agradecieron el punto de avituallamiento situado a la altura de Muñigu. La experiencia fue tan positiva que participantes como las Reinas Magas gijonesas Laura Atorrasagasti y Johanna Fernández ya piensan en repetir el próximo año.