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"Favila no espabila", se quejan en Llueves

Los vecinos de la localidad demandan mejorar la señalización y el mantenimiento de la estela del hijo de don Pelayo

Mari Luz Pendones en el barrio de La Aldea, en Llueves. C. CORTE

"La mejora del entorno de la estela de Favila no espabila" se quejan los vecinos de Llueves. Los lugareños llevan años reclamando, sin éxito, más señalización y mantenimiento para el lugar en el que la leyenda cuenta que el hijo de don Pelayo murió, tras dos escasos años de reinado, por el ataque de un oso mientras cazaba allá por el 737. "Acabamos haciendo de guías para los numerosos turistas que vienen desde Villanueva porque está comido por la maleza y dar con esta caleya es difícil", coinciden.

Hasta el lugar se desplazan miembros del Ateneo Republicano de Asturias cada mes de mayo para rendir homenaje al plantígrado, al que consideran como el primer republicano español. Lo hacen mediante una procesión que tiene como protagonista un oso de peluche. A escasos metros de la estela, que en 1857 mandaron grabar los duques de Montpensier, vive José Antonio Fernández, uno de los casi 20 residentes del barrio de Les Pedraces. Para este albañil de 54 años, que durante varios años ocupó el cargo de alcalde pedáneo, lo más urgente "es el saneamiento". Restaurar una cuadra abandonada a modo de centro social es otra de sus propuestas a largo plazo.

Con él coincide José Carbonell, toledano que hace cinco años fijó su residencia en Llueves. La tranquilidad, las buenas comunicaciones y las vistas de los Picos de Europa, el Sueve, el Picu l'Arbolín y hasta del puente "romano" fueron claves para la mudanza de este profesor que desde mayo es concejal de Cangues Puede. Junto con el saneamiento, una de las batallas pendiente de este residente es la de acabar con las vacas errantes que vienen de Celangu y destrozan los prados y huerto".

Pero Carbonell no es el único político de la zona. En el barrio de La Aldea está afincada la exdiputada y actual concejal canguesa de Foro Marina Huerta. "Aquí tenemos representantes de los oficios más variados bomberos, enfermeros, veterinarios y hasta guardias civiles", resalta Mari Luz Pendones, cocinera en el colegio de Luces de Colunga y que en sus ratos libres cuida de patos, cabras enanas y hasta de un loro. "No sé de dónde puede venir el nombre de Llueves porque hasta hace bien poco teníamos bastante sequía", reflexiona la mujer, que destaca el gran número de hórreos presentes en el pueblo.

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