Cuentan que Manolete estuvo en el Café Pinín de Llanes cuatro días antes de morir. Sea como fuere, este sábado, día 9, se acabará más de un siglo de historia local. De la que marca los cambios políticos y sociales y también de las que inspiran libros y películas, pues, por ejemplo, en una de las muchas timbas que se celebraron en el Pinín perdió Eulogio Victorero el edificio del banco Santander a mediados de la década de los setenta.

Al emblemático establecimiento le quedan apenas cuarenta y ocho horas de vida porque quien lo regenta, Fernando Armas, no puede hacer frente al alquiler que le piden los propietarios del inmueble -de su propia familia- con la aplicación de la Ley Boyer, que el primer día del año pasado acabó con la llamada "renta antigua".

Este asunto les llevó ante los tribunales, donde el hostelero reclamaba continuar durante los cinco años que le quedan para su jubilación. "Se podía haber hablado y haber llegado a un acuerdo, pero no me dieron opción", lamenta quien ha luchado "toda la vida" para ahora verse "en la calle" y teniendo que hacer frente, además, al pago de los 30.000 euros que el juez (que falló a favor de la propiedad) le ha impuesto por el alquiler de los últimos doce meses. Armas no es el único que ve injusta esta situación y ya ha recibido el apoyo de innumerables clientes, amigos e incluso de plataformas sociales.

Se hizo cargo del negocio en 1994, pero antes ya estuvo su padre, Miguel Ángel Armas, quien en 1968 pagó un millón de pesetas por el traspaso al abuelo del hostelero, José Armas Caso. La cantidad se comprende mejor si se tiene en cuenta que un piso en Llanes costaba entonces unas 200.000 pesetas y Fernando destaca cómo su progenitor luchó durante toda su vida por sacar adelante un negocio sin el que el siglo XX no se puede comprender en Llanes.

"El dinero se recupera, pero la historia que tiene este local, no. Se la van a cargar de un plumazo", siente el llanisco antes de reparar en que podrían plantificar un supermercado o cualquier otra cosa en el lugar del Café Pinín, pues en las intenciones de los propietarios está venderlo. El hostelero lamenta que no se aprecien unas "raíces" históricas que conocieron tres siglos y que brotaron en 1866, cuando unos emigrantes retornados de Cuba montaron el café-teatro "La Pedralla", donde se vio el cine en Llanes por primera vez en julio de 1897, en Asturias, sólo después del teatro Jovellanos de Gijón.

Fue en los años diez del XX cuando José Armas Caso (abuelo de Fernando), que había venido de Comillas (Cantabria) a trabajar de camarero en el Casino, cogió el establecimiento a medias con Pinín, "personaje republicano de la época". Continuaron programando "varietés", "can-can" y otros espectáculos, hasta la Guerra Civil. Mientras Llanes fue republicana José Armas estuvo encarcelado, hasta que llegaron los nacionales, cuando fue Pinín quien dio con sus huesos entre rejas. El abuelo del actual hostelero cambió entonces el nombre del local a Café Armas, pero cuando él se puso al frente, en 1994, recuperó el original, como todo el mundo lo conoce. En él falleció el escritor Fernando Vela y compartieron tertulia los cineastas Gonzalo Suárez y Garci, los actores Hugh Grant, Paco Rabal o Alfredo Landa y entre sus mismas paredes unos cien amigos celebrarán el sábado una cena que era tradición y será despedida.