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Susi Martínez: "Sueño con que Infiesto recupere la Milla con los valores que la inspiraron"

"Invertimos mucho esfuerzo, pero el deporte nos dio más", dice la profesora de Infiesto, premiada en la Gala del Deporte

Susi Martínez, Juan Carlos Higuero, Zulema Fuentes Pila y Andrés Aguado, en Infiesto. REPRODUCCIÓN DE C. CORTE

"Nunca me consideré premiable, pero acepto el reconocimiento con orgullo y emoción porque no representa mis valores humanos, sino los del grupo que nos sigue y apoya desde el principio". Lo dice María Jesús Martínez Piniella, más conocida en Piloña como "Susi", que el viernes recibirá en Infiesto el premio a los valores humanos en la Gala del Deporte. Los clubes deportivos reconocen así su contribución al desarrollo del deporte en la región. "Invertimos mucho esfuerzo, tiempo y dinero, pero el deporte nos dio mucho más a nosotros: la oportunidad de crecer y conocer gente maravillosa que hoy son amigos. Hemos sido felices y no nos arrepentimos. Estamos contentos", relata Susi Martínez.

No recogerá personalmente el galardón al encontrarse convaleciente por enfermedad, pero estará representada en la gala por su nieta Teresa, de un año, y por su marido, el vallisoletano Andrés Aguado, al que conoció dando clases en el colegio de Infiesto a comienzos de los 80. "A Andrés siempre le gustó correr, pero por vicisitudes de la vida no pudo hacerlo hasta la edad adulta. Cuando llegó al centro me pidió ayuda para organizar un cross escolar y que otros niños pudieran hacer lo que él no pudo y yo no me lo pensé. Desde entonces trabajo, familia y deporte han ido de la mano", asegura.

En el cross escolar de Infiesto, uno de los más antiguos de Asturias, empezaron a despuntar atletas como Isaac del Valle o Vicente Llerandi, que Susi Martínez subía a su Ford Fiesta los fines de semana para que pudieran disputar carreras por toda Asturias. "El atletismo empezó a ser una parte indisoluble de Piloña y sirvió para alejar a muchos chicos de la calle en un momento en que la cultura de hacer deporte no estaba tan extendida", reflexiona. Entre esos jóvenes se encontraba el campeón universitario del mundo y dos veces campeón de España Juan Puerta, fallecido en un accidente de tráfico en enero de 2002. "Él y Andrés hablaban de lo bonito que sería cortar el tráfico y hacer una milla en el centro de Infiesto. Al llegar la variante en 1991 pudieron hacer el sueño realidad". A la sombra de ambos, haciendo labores menos gratas y visibles, trabajó incansablemente Susi, cuidando hasta el más mínimo detalle hasta lograr que la Milla Internacional se convirtiera en un evento de referencia, en el que competían deportistas de la talla de Juan Caros Higuero o Zulema Fuentes Pila. Su casa se convertía en un cuartel general los días previos a la competición. Con ayuda de padres y vecinos, como las hermanas Bea y Diana Valiente, gestionaba las inscripciones, los dorsales, la logística. Encontrar patrocinadores o distribuir los trofeos era cosa suya. También se encargaba de distribuir el presupuesto, que llegó a rondar los 25.000 euros, y ver qué margen quedaba para los fichajes.

"No teníamos tiempo ni para parar a comer", recuerda la homenajeada. "Íbamos a buscar a deportistas al aeropuerto y aunque muchas veces no hablábamos el mismo idioma, nos entendíamos. Vinieron hasta corredores africanos educadísimos, que hacían la temporada para sacar dinero para comprar unas vacas en sus pueblos de origen", comenta. Pero si de algo está orgullosa es de que la Milla "fuera la carrera profesional en la que más niños participaban de toda España".

Idea suya fue también la de que compitieran en el evento atletas paralímpicos o incluso el deportista invidente maliayés Juanín Fernández. "Todas las millas fueron increíbles pero la del homenaje a Puerta fue especialmente emocionante", apunta. La galardonada se enteró del fallecimiento de este "gran deportista y amigo" cuando preparaba el cross de Belonciu. "Era al día siguiente y si no lo hacíamos los guajes quedaban descalificados. Fue u duro pero todos los padres se volcaron y lo sacamos adelante". La Milla Urbana de Gijón o la de Luanco son sólo algunas de las competiciones que ayudó a organizar la galardonada, cuyo sueño es que se vuelva a recuperar la Milla Internacional de Infiesto "con los mismos valores humanos originarios que la inspiraron".

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