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Miyar suma vecinos

Los residentes celebran la incorporación de una nueva familia a la localidad y piden mejoras en la carretera de acceso, "que está intransitable"

Ángel de Dios en Miyar, ayer. C. CORTE

Celestino Alonso no es de Miyar, pero como si lo fuera. A sus 63 años, ha pasado los últimos 55 en este pueblo cangués "que no cambia por nada del mundo". Junto a su esposa, Sara María Quesada, ocupa una de las cinco casas que aún quedan habitadas (hay 11 vecinos) en esta localidad perteneciente a la parroquia de Triongu. Una cifra que, según cuentan, va en aumento ya que en corto espacio de tiempo se mudará una familia que está reformando una vivienda en Miyar. Lo que más gusta a esta pareja son las vistas de las que disfrutan desde su hogar, ubicado en el barrio de La Cuerria. "Tenemos de frente Pendás, se ve Huexes, Collía, Pico Moru...", señalan estos expertos lagareros que hacen "una sidra de restallu" con las manzanas que cultivan en su huerta. El secreto: vivir en un pueblo soleyero. Aunque también tira mucho más de lo que les gustaría el aire, coinciden.

A pocos metros de su casa, en el barrio de Encima vive el oriundo Ángel de Dios con sus perros "Osito" y "Piba". Este jubilado de la agraria lamenta que en el pueblo no quede ni un ganadero. "No quedan vacas ni ovejas ya. Aquí la gente está jubilada o sale a trabajar fuera. Hace falta gente joven que trabaje el campo" cuenta este vecino de 75 años. La tranquilidad y la ubicación privilegiada de Miyar es una de las cosas que más valora el cangués, que aprovecha que el tiempo "viene raro y caliente para esta época" para salir a pasear hasta Carcéu. Son apenas 800 metros los que lo separan del lugar, en el que hay una taberna "donde sirven las mejores comidas del mundo". Por eso pide que las asfalten "porque en invierno los coches por aquí no pasan". El kilómetro y medio de ramal que separa a Miyar de la carretera N-634 preocupa a los vecinos que piden una actuación urgente sobre el vial "porque está lleno de blandones, intransitable". Lo primero que se encuentra el visitante tras recorrer este trayecto es la capilla de Nuestra Señora del Bue Suceso, donde cada 11 de septiembre organizan una misa. "Cuentan que un capitán y una capitana que anhelaban tener descendencia la construyeron al hace muchos años al conseguir tener hijos. El retablo es muy antiguo, una reliquia que habría que restaurar", cuenta Amalita Díaz, que tiene una casa de alquiler en Miyar.

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