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Toñín Vega, apasionado de las motos y la música

Jubilado, fue empleado de banca, concejal del PP, practicante de trial, miembro de grupos corales e integrante de otros colectivos

Toñín Vega. J. M. CARBAJAL

Se llama Juan Antonio Vega Cuesta, pero en Cangas todos le conocen como "Toñín, el de Toño", primogénito de Carmen Cuesta del Corro y del carismático Toño Vega Díaz, quien fuera alcalde entre 1983 y 1989. "Toñín" Vega, de 69 años, también hizo sus pinitos en política local: fue concejal del PP.

Nació en la calle del Mercado, en el antiguo cuartel de la Benemérita. Cursó estudios en el Colegio de Las Monjas y después en el Vázquez de Mella y en el Instituto Laboral Rey Pelayo. Atraído por la enseñanza religiosa, estuvo tres años en el seminario del Corazón de María, en Gijón. Parecía predestinado a seguir la carrera sacerdotal, aunque acabó por darle un cambio radical a su vida: con 18 años se fue voluntario a cumplir el servicio militar.

Realizó la Instrucción en El Ferral (León) y, tras jurar bandera, le destinaron al cuartel de Simancas, en Gijón, llegando a ostentar el grado de cabo primero en el Ejército. Una vez licenciado consiguió su primer empleo, como administrativo, en Constructora Asturiana, en Oviedo, donde permaneció cuatro años. Posteriormente pasó a Forjados Rubiera, también en la ciudad carbayona, en calidad de jefe de ventas. Corría 1982 cuando le surge la oportunidad de ingresar en el Banco Popular, siendo su primer cometido en ese sector en la oficina de Cangas de Onís. Luego se mudó al Occidente, ya que le asignaron la sucursal de Navia, hasta que en 1985 retornó a Cangas. En 1994 dio el salto a la oficina principal de Avilés, llegando a prejubilarse en 2005, a los 57 años de edad.

Quienes mejor le conocen le califican como una persona trabajadora, incansable. Eso sí, siempre quiso mantenerse en un segundo plano, rechazando oportunidades de ser director en algunas de las oficinas en las que prestó servicios.

Estando trabajando fuera de Cangas de Onís, allá por el año 1976, Toñín Vega comenzó a fraguar lo que pocos meses más tarde desembocó en la Sociedad de Festejos de San Antonio (Sofesa), fundada finalmente en 1977, siendo su primer presidente. Con él, formaban la junta directiva de la susodicha asociación: Orlando Poo Cofiño, José Manuel Cuenco de la Roz, José Miguel de la Fuente García, Juan Ramón Cofiño Prieto, María Nieves Martínez, José Gutiérrez Fernández, Juan José González Nicolás, José Manuel Rodríguez Pérez y José Manuel del Valle Castaño. Llegaron a tener alrededor de 800 socios en su primer año de andadura. Ese mismo año tuvieron que suspender la quema de la joguera por la tormenta que cayo. La verbena hubo de trasladarse a los soportales del Palaciu Pintu. Aquella noche se registró un verdadero diluvio en la ciudad. Algo similar aconteció el "día grande", en el que el tiempo únicamente se tomó un respiro mientras se desarrolló la procesión, la subasta del ramu y la quema del xigante. Al final, pese a las inclemencias meteorológicas, lograron salvar el presupuesto de casi 650.000 de las antiguas pesetas, pues obtuvieron un superávit de casi 40.000 pesetas.

Sofesa fue pionera con el bollu preñáu y la botella de vino, así como el libro de fiestas, que se entregaba a los socios. Toñín Vega estuvo tres ejercicios al frente de la Sociedad de Festejos. Le absorbía mucho tiempo y, encima, no residía en la ciudad.

Una de las grandes pasiones de Toñín Vega era el trial. Tuvo dos motos y las disfrutó de pleno en sus rutas por el Oriente. "Había mucha afición en Cangas", recuerda. "A veces nos juntábamos ocho o diez e íbamos de ruta", añade Toñín, quien solía practicar esa actividad deportiva en compañía de Carlos Meana, Ramonín el de Canzolaz, Ramonín el de Recorio, Félix el de Mati o Carlitos Suárez, entre otros cangueses. Uno de sus nietos, Lucas Requena Vega, de 7 años, sigue con la afición.

Aficionado a las masas corales, comenzó a cantar con tan sólo 8 años en el Coro Infantil, a las órdenes de Ramón Prada Vicente, cuyos ensayos se impartían en la casa de la señorita Fany, en La Carreterona. Después se incorporó a la Masa Coral "Peña Santa", también con Prada como director. Hubo un tiempo en el que formó parte del Ochote "Peña Santa", paso previo a la refundación del Coro Mixto. De una u otra manera, estuvo más de medio siglo, hasta el año 2012, ligado a la música coral canguesa.

En su afán de arrimar el hombro en cuantas actividades se organizaban, fue colaborador, en calidad de administrativo, de la Asociación de Discapacitados "Emburria"; y formó parte de la junta directiva, como tesorero, del Hogar del Jubilado "Bella Vista". Además, fue concejal de 2007 a 2011. "Me sentí orgulloso de haber sido concejal de mi pueblo. Apoyamos todas las iniciativas que eran beneficiosas para Cangas, sin fijarnos en ideologías ni partidismos", matizó.

Como jubilado, sigue disfrutando de sus matinales caminatas y, sobremanera, de sus nietos: Lucas y Martín, de 7 y 5 años, respectivamente, que residen en La Fresneda (Siero). Casado con María del Carmen Álvarez Sánchez, oriunda de Mestas de Con, celebrará el 12 de este mes su cuadragésimo tercero aniversario de boda. Tienen dos hijas: Belén y Carmela. Posee un corazón enorme, es muy sensible y cariñoso, además de gran abuelo y buen padre.

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