El GPS jugó en la noche del sábado una mala pasada a un camionero en la localidad llanisca de Vidiago. El conductor, de origen ucraniano, acabó con el vehículo atascado a escasos metros de la playa de Vidiago por hacerle caso al navegador. Para poder salir tuvo que ser remolcado con una grúa, según explicaron varios testigos oculares. "No sabemos a dónde iba ni qué carga traía porque no hablaba español ni inglés, y era complicado entenderle", contó Javier Díaz, trabajador del camping de la Paz. Él fue uno de los primeros en conocer el percance al encontrarse el alojamiento a escasos metros de la estrecha vía que baja a la playa.

Todo parece indicar que el navegador indicó al camionero la primera salida para acceder a la A-8 y con la oscuridad no se percató de que en realidad era un camino secundario para bajar al arenal, no apto para vehículos de gran tonelaje. "Debió de pasar la noche bregando para poder darle la vuelta al camión y es casi un milagro que lo haya conseguido sin volcar en el intento, contó Díaz. Aunque el conductor consiguió maniobrar para volver a la vía principal, las ruedas se quedaron estancadas en uno de los numerosos charcos formados a causa de la lluvia. Por ese motivo, a primera hora de la mañana de ayer salió a pedir ayuda. "Llegó al mesón El Rubinu de Pendueles y allí trató de explicarles lo ocurrido con una libreta en la que pintó un camión y haciendo mímica como que nadaba", dijo Díaz. Los dueños del local dieron entonces aviso a Chemo, un camionero del pueblo, para ver si podía echarle una mano a su colega. Fue entonces cuando se percataron de lo ocurrido y un lugareño prestó su tractor para intentar, sin éxito, remolcar al camión. Entonces decidieron que lo mejor era llamar a la Guardia Civil. Los guardias de Tráfico cortaron la carretera a la playa para evitar embotellamientos hasta que una grúa consiguió sacar el camión del bache, ya por la tarde.

No es la primera vez que un camión queda atrapado en el camino a la playa de Vidiago por el GPS. En noviembre de 2013 el conductor lituano Roland Stankaitis volcó aquí las 14 toneladas de resina de poliéster que transportaba de Bélgica a La Coruña.