Gratitud y esperanza. Son los dos sentimientos que transmite el dominico colungués Miguel Ángel Gullón Pérez desde la ciudad haitiana de Titanyen. La asociación "Acción Verapaz", con la que trabaja desde el año 2000 tanto en este país como en la República Dominicana, ha construido allí un orfanato y han contado con la ayuda solidaria de muchos vecinos de Caravia y de Colunga. Fue a través de la compra de lotería y de no cobrar los reintegros de los boletos adquiridos como Ángel Gullón y Pilar Pérez, los padres de Miguel, lograron recaudar 2.500 euros recorriendo "puerta a puerta" ambos municipios.

Llevan haciéndolo desde que su hijo decidió entregar su vida a los demás en un Caribe muy diferente al que suelen conocer los turistas. Venden lotería y organizan rastrillos con el objetivo de recaudar dinero para los proyectos en los que "Acción Verapaz" colabora. Primero fue para el dispensario médico Santa Catalina de Siena, en un barrio muy pobre de Santo Domingo. Después se destinó al centro de salud Fray Luis Oregui, en Santa Cruz de El Seybo (donde reside Miguel Ángel) y ahora es para el orfanato Montesinos, que acoge a 80 niños internos y otros 800 externos.

La cantidad recaudada es pequeña si se tiene en cuenta que el terremoto que desgarró la ciudad de Puerto Príncipe -y del que hace un mes se han cumplido seis años- dejó más de 300.000 desaparecidos y un número incalculable de huérfanos.

Gullón todavía hoy se pregunta "dónde estaba Dios ese fatídico 12 de enero, cuando todo se vino abajo". El dominico rememora "los desaparecidos, el llanto, el dolor y los gritos desgarradores que lo llenaban todo", y cree que "Dios se manifestaba y se sigue manifestando en la gran solidaridad de entonces y de hoy. Habla a través de las personas que luchan por un Haití mejor, conuna casa para todas las familias, educación, salud y trabajo digno".

Sabe que muchos se preguntan, además, "si llegó la solidaridad internacional. No se ve, pero era tanta y sigue siendo tan fuerte la necesidad que es difícil cuantificar los resultados", explica. Reconoce, no obstante, que "alguna ayuda no llegó y otra se quedó por el camino", pero rompe una lanza a favor de "la mayoría de instituciones, que han sido transparentes y han multiplicado las colaboraciones de los donantes". Gullón ha visto cómo se construían carreteras, escuelas, dispensarios y, "lo más importante, se están tejiendo redes de solidaridad interna que buscan un futuro para las próximas generaciones".

Haití dejó de estar en las agendas mediáticas y políticas hace tiempo y el dominico reclama "que los gobiernos y las diversas instituciones contribuyan más a la reconstrucción de la esperanza desde el corazón del pueblo".