Los vecinos de las localidades piloñesas de Ques y Coya reclaman mayor atención para los robles centenarios ubicados junto a sus respectivas iglesias. Los lugareños están convencidos de que ambos árboles merecen la consideración de Monumento Natural por su singularidad y su valor cultural y paisajístico.

Esta distinción (que otorga la Consejería de Medio Ambiente) "ayudaría a que fueran objeto de una protección oficial y garantizarían su conservación", coincidían vecinos de Ques como Pili Menéndez e Inés Crespo. Lugareñas como Enedina y Jovita Sánchez quieren evitar que "el símbolo que identifica el pueblo tenga un fatídico final como el de Bermiego (Quirós) por falta de atención". Una afirmación con la que coincidía Víctor Vega, que reclamó "un tratamiento para evitar que el árbol sufra enfermedades". Precisamente su padre, ya fallecido, plantó hace años a escasos metros del roblón , que mide más de 20 metros de altura, "un hijo" que "no acaba de espolletar".

Pero si el árbol centenario sigue en pie en Ques es gracias a la iniciativa del vecino Andrés Vega. Este historiador, al frente de la Asociación Amigos del Camino de Santiago de Piloña, puso en marcha una campaña para sanearlo en octubre de 2002. "Trajimos una empresa de jardinería de Gijón para hacerle tratamiento y evitar que se pudriera y aquel año ya empezó a dar bellota", contó el también cronista oficial de Piloña. "Por su antigüedad de más de 700 años y por su historia (a su vera se realizaban las asambleas vecinales desde la Edad Media e incluso en el siglo XVII reuniones de caballeros de la orden de Santiago) merece un reconocimiento", contó Vega. Una afirmación en la que coincidía con el párroco local, Manuel García, que pidió más atención para el mítico roblón. "Al parecer cuando se abrió la caja de la carretera quedaron algo tocadas las raíces", apuntó.

En Coya, Manuel García, de 90 años, lleva "toda la vida" reclamando atención para el roble ubicado junto a la iglesia de Santa Eulalia. "En la copa le crece un laurel por la desatención que amenaza con romperlo; las ramas se secan y corre el riesgo de pudrirse porque se filtra agua de lluvia hasta su corazón", explica. La presidenta de la recién creada asociación cultural "Roblón de Coya", Mari Mar Martino también pide ayuda "por parte de la autoridad que corresponda" para evitar que el árbol se seque. "La iglesia es de 1270 y calculamos que el árbol también", cuenta esta vecina, que teme que el temporal produzca nuevas roturas de cañas. Una idea que comparte con Toni López. "Avisamos al Ayuntamiento de su estado, lleno de roturas sin curar, pero nos dijeron que no hay dinero", explicó. La residente María Jesús Junco también pide la distinción para un árbol "con mucha historia y que da energía". "Cuando estoy algo pachucha me abrazo a él y parece que hasta mejoro".