Fernando Santoveña, llanisco de 41 años, es amigo de retos. Por eso cuando un amigo le animó a participar en la maratón de Barcelona de 2015 dijo "sí". Y eso que este vecino de Posada, etusiasta de la bicicleta, ha practicado el ciclismo desde chico, pero de correr, "nada"; si acaso, "detrás del balón, como todos", señala. El caso es que la ha cogido el gusto a lo de trotar y ahora no hay quien lo pare. Ha participado en la maratón de Lisboa, prepara ya la de Roma, que será el 10 de abril, y participa en otras carreras pedestres a modo de entrenamiento. Su sueño, correr la maratón de Nueva York.

La "culpa" fue de un triatleta barcelonés, que, conocedor de la afición del llanisco a la bici, desde hacía años estaba empeñado en que se apuntara a esa disciplina. Como a Fernando Santoveña no le gusta nadar, su amigo le propuso en el verano de 2014 correr la maratón de Barcelona, que se iba a disputar el 15 de marzo de 2015. "A eso sí me apunto", contestó el de Posada.

Dicho y hecho: en octubre empezó a entrenar, dos o tres veces por semana. Se preparó por su cuenta, hasta que un buen día coincidió con Paco Soliño, presidente del Club Oriente Atletismo (COA), quien se ofreció a entrenarle. Desde entonces, cada lunes Soliño le pasa los entrenamientos de la semana. Normalmente corre cuatro días, en total, entre 60 y 80 kilómetros semanales. Lo habitual es que haga uno de activación (70 u 80 minutos de carrera), dos de series y el último de fondo (entre 25 y 32 kilómetros). Para la maratón de Barcelona entrenó mucho, unos 1.300 kilómetros en cinco meses. Como no tenía ni idea de qué marca haría dijo a la organización que esperaba hacer cuatro horas y media, así que le colocaron, junto a su amigo, al final de los 19.000 participantes. Casi 20 minutos tardaron solo en llegar a la línea de salida.

¿Cómo le fue la carrera? "Tenía que acabar. Y acabé", señala. Y con un gran tiempo para ser su primera maratón: 3 horas 18 minutos y 48 segundos. Su amigo el triatleta, por cierto, abandonó al poco de empezar la prueba.

Fernando Santoveña asegura que se sintió "genial" durante la carrera. "Paco (Soliño) me había preparado para no sufrir, pero fue todo lo contrario: disfruté muchísimo. Vi a mi familia un par de veces durante el recorrido, escuché las diferentes músicas que sonaban en cada esquina... Fue una experiencia buenísima. Todavía se me ponen los pelos de punta al recordarlo", indica el deportista de Posada. "Cuando llegas a la meta te crees Contador en los Campos Elíseos, así que hice el último kilómetro casi esprintando", rememora. Tras la prueba, el llanisco habló con su esposa porque ya tenía dentro el "gusanillo". Y ella aceptó de buen grado su propuesta de viajar dos veces al año por el mundo, en primavera y otoño, para correr maratones. En octubre, el llanisco trotamundos corrió en Lisboa. Hizo 3 horas y 3 minutos, pero sufrió mucho, quizá porque fue con un grupo que avanzaba "un poco por encima de lo que yo debía". Los primeros 32 kilómetros avanzó "muy cómodo", pero los últimos 10 se le hicieron "eternos".

Afirma que "lo peor" de su nueva afición es la dieta, y lo mejor, aparte de salir a correr, la "barra libre de los sábados", cuando come en casa de su suegra y no se priva de nada, "fabada, paella, arroz con leche..." para desesperación de su nutricionista.