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Onao, a resguardo del viento

Los vecinos presumen de buena climatología y reclaman el saneamiento y la mejora en los caminos

"Lacha" es la última vecina en incorporarse a la localidad canguesa de Onao. Con pasos lentos pero firmes esta oveja recién nacida, que comparte establo con vacas y cabras, recorre los alrededores de la quesería de su dueño, José Manuel Blanco. Desde el barrio de La Ruñada puede ver a lo lejos El Palacio y La Escuelina, primeros edificios en recibir al visitante que se acerca por la carretera de Cardes que desemboca en Labra.

También los restos de lo que antaño fue la capilla del pueblo, de la que se conserva poco más que un arco en pie y como telón de fondo los Picos de Europa nevados. Blanco decidió sacar adelante, tras cuatro décadas dedicado a la construcción, una quesería de Gamonéu junto a su mujer Belén Bulnes. Y no se arrepiente "porque presta estar con los animales, el producto tiene buen acogida y presta recibir premios como el de la Cofradía de Amigos de los Quesos del Principado de Asturias". Eso sí, no quiere que ninguna de sus tres hijas se dediquen al oficio "porque es duro y está sujeto a vaivenes como los falsos positivos en el ganado que te arruinan".

Una afirmación en la que coincide con su madre Gloria Cortés, con 85 años la vecina de más edad del pueblo, que cuenta con 13 casas habitadas. Entre ellas la de Francisco Javier Junco, vecino de 48 años que reside en el barrio de El Cordobeyu. "No cambio este pueblo por nada porque es caliente, está resguardado Si te fijas no hay ni un árbol tirado ni una teja levantada porque no pega el aire", observa. Su llagar es punto de encuentro para residentes como Covadonga Eras, que en realidad es de Potes pero lleva 34 años en Onao por amor y regenta un taller de carpintería mecánica en Sotu Cangues. Hasta allí también se dirige frecuentemente Ana García, hija del famoso gaitero ya fallecido Antonio García, más conocido como "El roxu de Onao" por el color de su pelo. "Ninguno de los cinco hermanos tocamos instrumentos pero me acuerdo que hasta Friera venía gente a aprender", explica la lugareña, que al igual que su vecina Albina de Dios destaca "la tranquilidad y buen ambiente" que se respira en el pueblo.

Los lugareños coinciden en señalar que para estar "en la gloria" sólo les hacen falta dos cosas: el saneamiento y que reparen los caminos, que estropean los coches.

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