Los pescadores deportivos riosellanos denuncian la existencia de vertidos fecales que "dos o tres veces por semana, siempre de madrugada", aparecen flotando en la ría del Sella y desembocan en la playa de Santa Marina. Son tan alarmantes que en la noche del pasado lunes tuvieron que dejar de pescar en el paseo de La Grúa, donde estaban apostados.

Esta situación se da, aseguran, desde hace años, pero "en los últimos tres o cuatro es exagerado", explica Primitivo Peláez, uno de los pescadores habituales en esta zona. En la zona de la Casa del Mar hay un pozo de bombeo y otro en La Mediana y los deportivos deducen que, en lugar de bombear los residuos fecales hacia la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) (situada en la carretera a L' Alisal) los vierten "directamente a la ría". Describen cómo "aprovechan la pleamar de la noche" y también las ocasiones en las que el río baja turbio, "porque disimula", apunta Manuel Llano, otro de los pescadores. Pero las "natas" que dejan los residuos, "claramente fecales", no pasan inadvertidas ni para los deportivos ni para los turistas. "Muchas veces nos preguntan qué es y disimulamos, por no perjudicar la imagen de la villa", apunta Peláez. Lo que no se puede ocultar es el olor, porque los residuos "se van pegando a la orilla y cuando sale el sol huele mucho, más que cuando no había depuradora", relatan. No habrían denunciado "si fuera un día puntual, una avería, pero es sistemático, siempre coincide aprovechando la noche y la turbia. Está estudiado y preparado", concluye Primitivo Peláez, quien subraya además que el saneamiento es una de las tasas más costosas para el bolsillo del ciudadano.