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Jóvenes oceanógrafos en Ribadesella

El Instituto Avelina Cerra analizará la temperatura del agua y la concentración de clorofila para un estudio del cambio climático

Luis Díaz explica a los participantes cómo construirán los sensores en Laboral Centro de Arte. P. M.

Estudian cuarto de Secundaria, pero van a contribuir a un estudio del cambio climático y sus efectos en el mar Cantábrico. Dieciséis estudiantes del Instituto Avelina Cerra de Ribadesella participan en el proyecto "Jóvenes Oceanógrafos" junto a otros dos centros de Gijón y Navia. Los riosellanos colocarán dos sensores para medir la temperatura del agua y la concentración de clorofila, unos datos que ellos mismos tratarán y trasladarán al Instituto Oceanográfico Español, de quien ha partido la iniciativa.

Uno de los sensores estará en un pantalán del puerto deportivo riosellano y pondrán el otro en una de las embarcaciones de pesca deportiva que salga a pescar con cierta frecuencia para que mida las variables mar adentro durante su trayectoria. "Se trata de inculcar en los alumnos la actividad investigadora y el método científico de plantear una hipótesis, observar en el laboratorio y validar o no unos resultados", explica Begoña Bousoño, jefa de estudios del centro y coordinadora del proyecto.

Los estudiantes riosellanos vivieron ayer la segunda sesión del proyecto con la construcción, en Laboral Centro de Arte, de los sensores que luego instalarán en las proximidades de la playa de Santa Marina.

El proceso ya está en marcha y continuará en el interior del instituto, pues estos sensores "redireccionarán la información a una web de la que los alumnos podrán descargar los datos", apunta Bousoño antes de enumerar las diferentes asignaturas implicadas en el proyecto. La de Tecnología lo está desde la fabricación, pero además tratarán los datos en Matemáticas, trabajarán el método científico en Física y Química y aprenderán sobre los ecosistemas marinos en Biología.

"Es la metodología del trabajo por proyectos, se persigue que ellos construyan su propio aprendizaje", expone la jefa de estudios, defensora a ultranza de este sistema de trabajo, al igual que el resto del equipo directivo del instituto riosellano. La mayoría del alumnos que integran el grupo de jóvenes oceanógrafos "ya están acostumbrados a trabajar de esta forma", pues no es la primera vez que aparcan el sistema tradicional de enseñanza para tomar las riendas de su aprendizaje.

Los beneficios de este proyecto son múltiples, pues además de resultar enriquecedor para los alumnos estarán generando un conocimiento -junto con sus colegas gijoneses y naviegos- que puede ser de utilidad para la ciencia. "Se pretende inculcar la filosofía de la ciencia ciudadana, por la que ciudadanos de a pie pueden ayudar a la investigación y a obtener determinadas conclusiones", explica la docente antes de poner como ejemplo aquellos particulares que colocan en sus viviendas medidores de parámetros meteorológicos. El trabajo que desarrollarán en los próximos meses servirá para "tener un estudio estacional y estudiar el cambio climático comparativamente con otras zonas de Asturias", enuncia Bousoño antes de añadir que los propios estudiantes podrán proponer otras líneas de investigación aparte.

El proyecto cuenta, además, con la colaboración del profesor de Ecología de la Universidad de Oviedo José Luis Acuña y tendrá una sesión final de lo más curiosa. Una serie de artistas interpretarán los datos puramente numéricos desde un enfoque artístico y pondrán una guinda de lujo a un proyecto de por sí enriquecedor.

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